Mientras que la exjefa de Gobierno de la Ciudad de México alista la transición de Gobierno, desde el exterior se mira con recelo la posibilidad de concretar reformas a la Constitución.
A la espera de convertirse en la primera presidenta de México, gracias a una votación histórica (más de 35 millones de sufragios), Claudia Sheinbaum alista la transición con el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) para asumir un poder sin parangón a partir del próximo 1 de octubre.
Una transición, cuya antesala, se ha caracterizado por un «nerviosismo» de los mercados financieros que ya le ha cobrado una factura no menor a la moneda nacional, cuya cotización pasó de 17,70 a 18,77 pesos por dólar, desde el pasado lunes 3 hasta el miércoles 12 de junio, una depreciación de casi un 6 %.
Aún en medio de estas presiones, tanto Claudia Sheinbaum como el presidente López Obrador, insisten que ha llegado el momento de aprobar las reformas constitucionales pendientes durante la gestión del segundo, tan pronto tome posesión la nueva legislatura, entre ellas, la del Poder Judicial.
Revancha en CDMX y hegemonía nacional
De las ocho gubernaturas en disputa en la elección del pasado 2 de junio, así como la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, el partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y sus aliados lograron ganar seis y mantenerse en el poder en la capital del país.
Así las cosas, aunque una de las mayores apuestas de los partidos de oposición era ganar la capital del país, no lograron cumplir su cometido: Clara Brugada, exalcaldesa de Iztapalapa, la más poblada de la Ciudad, será la próxima jefa de Gobierno a partir del 5 de octubre, con una Asamblea Legislativa a su favor.
Los partidos de oposición fueron incapaces de repetir la hazaña de la elección intermedia de 2021, cuando ganaron nueve de las 16 alcaldías de la Ciudad de México y aumentaron de forma significativa su número de curules en el Congreso local.
El Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y sus aliados lograron ganar seis gubernaturas y mantenerse en el poder en la capital del país.
Entre tanto, en escala nacional, una vez concluidos los cómputos distritales, Morena y el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) serán gobierno en 24 de las 32 entidades federativas, mientras que los tres partidos del frente opositor solamente lo serán en seis. En suma, Morena logró consolidar su hegemonía política a lo largo y ancho de territorio nacional.
El partido político en el que milita Claudia Sheinbaum ha logrado amasar tal poder, que por momentos recuerda los tiempos de cuando el Partido Revolucionario Institucional (PRI) había impuesto un régimen de partido único. La diferencia, es que Morena lo ha conseguido en democracia.
Además de una alianza de facto con gobiernos de 24 entidades federativas, Sheinbaum contará con un Poder Legislativo a su favor.
Durante los próximos tres años la Cámara de Diputados le aprobará los proyectos de presupuesto sin cortapisas, mientras que las posibilidades de materializar reformas a la Constitución son muy altas: solo hace falta construir la mayoría calificada en el Senado.
El ‘Plan C’ en el aire
El 5 de febrero de este año, en el aniversario de la promulgación de la Constitución, el presidente López Obrador envió al Congreso un junto de iniciativas, entre ellas, 18 reformas a la Carta Magna.
El partido político en el que milita Claudia Sheinbaum ha logrado amasar tal poder, que por momentos recuerda los tiempos de cuando el Partido Revolucionario Institucional (PRI) había impuesto un régimen de partido único.
Varias de estas propuestas, como la reforma electoral, la judicial y la energética, ya habían sido enviadas antes y rechazadas por la oposición, dado que el oficialismo no contaba con la mayoría calificada en ninguna de las dos cámaras.
El inquilino del Palacio Nacional solo logró materializar reformas a leyes secundarias que, dicho sea de paso, fueron enviadas inmediatamente después de que las reformas constitucionales fueron derrotadas.
Como parte de su campaña electoral, Claudia Sheinbaum hizo suyo el denominado ‘Plan C’ y, junto con ello, planteó la necesidad de hacerse de la mayoría calificada en el Poder Legislativo para que el próximo Gobierno, ahora sí, tuviera la capacidad de hacer reformas a la Carta Magna.
Una vez concluidos los cómputos distritales, se confirma que Morena y sus aliados lograron la mayoría calificada en la Cámara de Diputados; sin embargo, se quedaron cortos en el Senado. Al oficialismo le hacen falta tres senadores para hacerse de las dos terceras partes de los votos de la cámara alta.
No es un objetivo complicado de alcanzar, basta con que Morena y sus aliados hagan labor política para sumar legisladores a su bancada, o bien, se presten a negociar con otros partidos políticos, por ejemplo, con Movimiento Ciudadano, que estará representado por seis senadores.
A partir de una primera reunión que tuvo lugar después de la elección, el presidente AMLO y Claudia Sheinbaum acordaron que serán presentadas cinco reformas constitucionales antes del 1 de octubre, entre ellas, la reforma del Poder Judicial, misma que sería objeto de una discusión nacional.
Con todo, más allá de hacerse con la mayoría calificada en ambas cámaras, en los últimos días ha quedado de manifiesto que el segundo Gobierno de la denominada ‘Cuarta Transformación’ habrá de sortear obstáculos que van más allá de la oposición de las organizaciones políticas del viejo régimen.
Turbulencias en el horizonte
Incluso si los partidos que abanderaron la candidatura presidencial Claudia Sheinbaum consiguen construir la mayoría calificada en ambas cámaras, la nueva titular del Poder Ejecutivo habrá de salir avante de las presiones que ya se han hecho sentir desde el exterior durante la última semana.
Y es que a partir de que el Instituto Nacional Electoral (INE) anunció los resultados del conteo rápido, el peso mexicano comenzó a perder terreno frente al dólar.
La moneda nacional puso fin a un periodo de apreciación y estabilidad, que contrastaba con el desempeño de la mayoría de las monedas de economías emergentes, un hecho que el presidente López Obrador presumía de manera recurrente en sus conferencias de prensa matutinas.
En respuesta a la caída del peso mexicano y, en aras de despejar la incertidumbre, Claudia Sheinbaum anunció horas después que, Rogelio Ramírez de la O, quien actualmente está al frente de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, se mantendría en el cargo “por tiempo indefinido” una vez que tome posesión como presidenta constitucional.
López Obrador volvió a insistir en la necesidad de llevar a cabo una reforma profunda del Poder Judicial y sentenció que los que se oponían al denominado ‘Plan C’.
El peso mexicano, no obstante, no detuvo su caída. En poco más de una semana después de la elección presidencial, la depreciación ya registra un acumulado de casi un 6 %. Sin embargo, todo parece indicar que desde el Gobierno federal consideran que se trata de una volatilidad transitoria.
Apenas el viernes de la semana pasada, a pesar de la depreciación cambiaria, el presidente López Obrador volvió a insistir en la necesidad de llevar a cabo una reforma profunda del Poder Judicial y sentenció que los que se oponían al denominado ‘Plan C’, se habían ungido en «promotores del nerviosismo».
Con el ánimo de dar señales de certidumbre, en días recientes, en su calidad de virtual presidenta electa, Claudia Sheinbaum ha hecho públicas sus reuniones con directivos de empresas multinacionales interesadas en invertir en México, entre ellas, BlackRock y Wal Mart Internacional.
A través de estos encuentros, Sheinbaum no busca sino dejar en claro que, lejos de afectar intereses económicos, su Gobierno brindará garantías para continuar fomentando proyectos de inversión privada.
En este mismo sentido, el martes tuvo lugar una reunión con una comitiva del presidente de EE.UU., Joe Biden, para discutir varios de los asuntos de la agenda bilateral y, en simultáneo, despejar dudas y, sobre todo, escuchar de viva voz los alcances del programa de un Gobierno encabezado por Sheinbaum.
Con todo, resta por ver si las iniciativas que se presentarán en septiembre sufrirán cambios, o serán las mismas que propuso el presidente AMLO en febrero pasado y, de ser el caso, si los mercados financieros continuarán reflejando «nerviosismo» con tal de disuadir a la próxima administración.