El presidente de EE.UU. declaró este lunes que «en cierto modo» ya ha decidido si proporcionar estos misiles de largo alcance al régimen de Kiev.
Después de la reciente declaración del presidente de EE.UU., Donald Trump, con respecto al posible suministro de misiles estadounidenses Tomahawk a Ucrania, la interrogante sobre el tema sigue abierta para el régimen de Kiev, informa Axios con referencia a funcionarios ucranianos.
En este contexto, un funcionario ucraniano y una fuente cercana al gabinete de Vladímir Zelenski aseguraron a Axios que ignoran cuál fue la decisión del mandatario estadounidense al respecto.
Asimismo, una de las fuentes mencionó que la Administración Trump había manifestado en las últimas semanas su preocupación sobre si Washington podría controlar el uso de estos misiles de largo alcance por parte del Ejército de Kiev después de que los países miembros de la OTAN se los compraran a EE.UU. para entregarlos a Ucrania.
Al comentar este lunes si está dispuesto a suministrar Tomahawks a Kiev, Trump declaró que «en cierto modo» tomó una decisión. «Creo que quiero saber qué hacen con ellos, ya saben, adónde los envían. Supongo que tengo que hacer esa pregunta», agregó.
Hacia una escalada del conflicto
A finales de septiembre, The Wall Street Journal informó que el líder del régimen ucraniano había solicitado a Trump el suministro de misiles Tomahawk.
Posteriormente, el vicepresidente estadounidense, J.D. Vance, admitió que Washington estaba discutiendo la venta de este armamento a países europeos para su posterior transferencia a Ucrania, señalando que la «determinación final» sobre la cuestión seguía en manos de Trump. «Lo estamos analizando. Estamos considerando varias solicitudes de los europeos», dijo Vance en una entrevista concedida a Fox News.
Ante esta situación, el presidente ruso, Vladímir Putin, advirtió la semana pasada que el posible envío de Tomahawk desde EE.UU. a Ucrania significaría una nueva etapa en la escalada del conflicto, así como en las relaciones entre Washington y Moscú.
Además, subrayó que la potencial entrega «no cambiará, en absoluto, la correlación de fuerzas en el campo de batalla«. Si bien el mandatario reconoció que estos misiles podrían ocasionar daños, indicó que estos se verían anulados por las mejoras en los sistemas de defensa aérea de Rusia.
Asimismo, recalcó que el uso de los Tomahawks es imposible sin la participación directa de fuerzas estadounidenses, por lo que ese paso involucraría a Washington directamente en el conflicto.
En este contexto, el exasesor del secretario de Defensa de EE.UU., Douglas Macgregor, afirmó que si el régimen de Kiev utiliza estos misiles de crucero estadounidenses para atacar el interior de Rusia, EE.UU. estaría en guerra con Rusia «en cuestión de horas».