La disminución del bienestar no es la única preocupación para una parte de la ciudadanía.
En los últimos meses, varios líderes de Europa han expresado la intención de rearmar al continente. Sin embargo, la población europea muestra preocupación por la iniciativa, adoptada sin tener en cuenta la opinión pública. Nuestro corresponsal, Francisco Guaita, explica los desafíos que traería esta postura.
A principios de marzo, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunció un «plan de rearme de Europa» que contempla un gasto de cerca de 800.000 millones de euros (932.000 millones de dólares) en la defensa del bloque. «Esto es extremadamente importante, porque necesitamos invertir más en defensa», comentó Kaja Kallas, la alta representante para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad de la Unión Europea.
En la cumbre de la OTAN, que fue celebrada en junio en La Haya, se acordó el mayor aumento en gasto militar en la historia de la Alianza. Mark Rutte, secretario general de esta, indicó que «Rusia se está remilitarizando a un ritmo asombroso y aterrador».
Poco después, los principales gobiernos del club comunitario de los 27 han declarado en rueda de prensa la dimensión de esta remilitarización. Así, Emmanuel Macron, presidente francés, anunció que asignará 64.000 millones de euros (75.000 millones de dólares) para la defensa en el 2027. «Esto es el doble del presupuesto que tenían las fuerzas armadas en el 2017″, remarcó.
Por su parte, el canciller alemán, Friedrich Merz, planteó como «máxima prioridad» para su Gobierno convertir la Bundeswehr (las FF.AA. alemanas) en el Ejército más fuerte de Europa. «Si queremos que la Bundeswehr sea el Ejército convencional más fuerte de Europa, entonces debemos garantizar cuarteles modernos y reclutar personal», dijo.
No obstante, tras el incremento del gasto militar, los políticos dejan entrever que serán necesarios los sacrificios sociales.
Así, el Gobierno francés ha propuesto congelar las pensiones, reducir el empleo público y recortar el gasto en sanidad y educación. La calle ha reaccionado. Miles de personas han salido a protestar en distintos puntos de Francia para decir «no» a los recortes sociales. «Siempre son los más pobres a quienes se les pide que hagan los mayores sacrificios», comentó una residente de la ciudad francesa de Montpellier.
«El único país que se negó»
Mientras, España fue el único país en la cumbre de la OTAN que se negó a aumentar su gasto en defensa al 5 % de su PIB para 2035. Su presidente, Pedro Sánchez, aseguró que en caso de haberlo asumido, tendría que subir los impuestos, eliminar las prestaciones por desempleo o maternidad y reducir en un 40 % todas las pensiones.
«Si hubiéramos aceptado lo que se había propuesto, España tendría que destinar de aquí a 2035 más de 300.000 millones de euros. ¿De dónde salen estos recursos? ¿De más impuestos a la ciudadanía? ¿De recortes en el sistema de educación, de sanidad, de pensiones?», cuestionó Sánchez.
Sin embargo, los recortes del Estado del bienestar no son la única preocupación para una parte de la ciudadanía.
Otra de las inquietudes que existe en Europa es hacia dónde irá toda esa inversión millonaria en gasto militar. Hay quienes temen que en lugar de que los países europeos ganen más soberanía, el mayor beneficio sea las empresas armamentísticas estadounidenses con una inyección de miles de millones de euros.