París, 3 oct. El primer ministro de Francia, Sébastien Lecornu, anunció hoy que no acudirá al polémico artículo 49.3 de la Constitución, que permite adoptar normas sin el voto parlamentario, y pidió a la oposición responder con gestos.
Estamos en el momento más parlamentario de la V República (la cual comenzó en 1958) y cada diputado debe tener el poder de la responsabilidad, dijo el mandatario en una alocución desde su sede, el Palacio de Matignon, al argumentar el paso dado.
Después de perder el oficialismo la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional en 2022, los jefes de Gobierno solían acudir al 49.3 para adoptar los presupuestos del Estado y otras leyes fundamentales, conscientes de que si los sometían al voto parlamentario corrían el riesgo de perder.
La oposición criticaba con fuerza tales decisiones, esgrimiendo una postura antidemocrática de los primeros ministros de turno y los acusaban de marginar el debate.
Lecornu está a punto de presentar su plan de presupuesto 2026 en un escenario desafiante, después de que el plan presentado por su antecesor en el puesto, François Bayrou, naufragara con su caída hace poco menos de un mes, tras negarle la Asamblea Nacional la confianza el 8 de septiembre.
De acuerdo con el recién nombrado primer ministro, corresponde ahora a “cada uno hacer un gesto para que el país avance”.
Los opositores, tanto de izquierda como de extrema derecha, rechazaron bajo denuncias de austeridad y ataque al bolsillo de los franceses el presupuesto de Bayrou, que incluía 44 mil millones de euros en ahorros y recortes y la supresión de dos días feriados, como respuesta a la grave situación de las finanzas públicas.
Algunos diputados saludaron el anuncio de Lecornu, pero otros consideraron que solo es una maniobra para evitar la censura.
El primer ministro prevé dar su discurso de política general ante la cámara baja la próxima semana, por lo que se espera que entre hoy y el domingo divulgue la composición de su Gobierno.
La comparecencia frente a los diputados será un ejercicio de alta tensión, a partir de las amenazas de la oposición de derribarlo, a menos que rompa con las políticas del presidente Emmanuel Macron.