¿Se pregunta por qué la Unión Europea está tan mal? Basta con mirar a Kaja Kallas

El historiador Tarik Cyril Amar señala que mientras los europeos estén representados por figuras como ella, no detendrán el rápido declive del continente.

El papel de Kaja Kallas, alta representante para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad de la Unión Europea y «de facto» ministra de Exteriores del bloque, es «inusual y grotescamente incompetente«. Las razones y consecuencias del actuar de la también ex primera ministra de Estonia son analizadas detalladamente en un artículo de opinión para RT por el historiador alemán de la Universidad Koc de Estambul Tarik Cyril Amar, especializado en Rusia, Ucrania y Europa del Este, la historia de la Segunda Guerra Mundial, la Guerra Fría cultural y políticas de la memoria.

Según el autor, la jefa de la diplomacia europea, al igual que la exministra alemana de Asuntos Exteriores Annalena Baerbock, demuestra una enorme capacidad para «estar satisfecha consigo misma» y nunca parece sentirse más feliz que cuando sostiene un micrófono para presentar obviedades en un inglés básico y forzado.

Además, tanto en el caso de Kallas como en el de Baerbock, el contraste entre la imagen y la realidad «es irritante». «Su obvia y flagrante falta de capacidad intelectual, de educación elemental y de conocimientos profesionales básicos debería de haber acabado con sus equivocadas ambiciones de carrera hace mucho tiempo», señala el experto.

Para Amar, los altos funcionarios responsables de la economía «pueden causar y causan», un daño enorme, pero quienes están a cargo de la política exterior no son menos peligrosos, ya que representan públicamente a decenas o cientos de millones de personas.

Algunos de los comentarios de Kallas

En opinión del especialista, un ministro de Asuntos Exteriores profesional e inteligente puede fomentar el respeto por un país o bloque incluso entre sus críticos u oponentes. Sin embargo, un alto diplomático inexperto y mediocre se convierte en «una vergüenza ante el mundo» incluso para sus aliados.

En este sentido, Amar hace hincapié en que con Kallas como jefa de la diplomacia europea, abundan «la vergüenza ajena y el ridículo». Entre sus últimas intervenciones, el analista destaca una interpretación «verdaderamente absurda» de la historia de la Segunda Guerra Mundial, acompañada de reflexiones «tontas y bastante racistas» sobre las capacidades de los rusos y los chinos, y por supuesto, el intento descabellado de culparlos, junto con Irán y la República Popular Democrática de Corea (RPDC), de «perturbar» el «valiente y antiguo» orden occidental.

El académico recuerda que la «eminente» Kallas aseveró que le habían sorprendido las afirmaciones de que Rusia y China lucharon juntas en la Segunda Guerra Mundial y ganaron. Como indica el autor, ambos países fueron y son ampliamente reconocidos como miembros destacados de la alianza que derrotó al fascismo global en Europa y Asia.

A la luz de esta «imbecilidad histórica«, Amar apunta que tan solo el año pasado, Kallas intervino en la misma conferencia que el historiador Tim Snyder, quien pregona una «demagogia rusofóbica» y una «impulsiva recreación» de la Guerra Fría. En ese mismo evento, la diplomática europea se expresó con desenvoltura sobre la desintegración de Rusia.

Respecto a los recientes comentarios de la funcionaria sobre las aptitudes de los rusos y los chinos en cuanto a la tecnología y las ciencias sociales, el profesor indica que era difícil distinguir a partir de qué «estereotipos provincianos» Kallas trataba de divagar. Sin embargo, afirma, con tales declaraciones quiso decir que «los grandes y malvados rusos y chinos incitan a las masas europeas famosamente felices y satisfechas«. «¿Chalecos amarillos, rebeliones campesinas, la nueva derecha que surge, al menos, en el Reino Unido, Francia y Alemania? ¡La culpa es de los agitadores externos!«, ironiza.

Como Amar explica, desde el punto de vista de Kallas, en la arena internacional todo es culpa de quienes se atreven a resistirse a la idea occidental disfrazada de ‘normas’, en este caso, China, Irán, RPDC y Rusia, no del «unilateralismo occidental arrogante y muy violento», las operaciones de cambio de régimen mediante la guerra, la subversión o el «genocidio descarado».

La esencia de su liderazgo

En opinión del experto, Kallas es una de esas figuras públicas de las que uno se pregunta si se escuchan a sí mismas, por su tan «desquiciada, fuera de lugar y absurda» reflexión. Para Amar, claramente no solo lo hace, sino que también le gusta. El historiador brinda su «sencilla» explicación: en términos políticos, Kallas es una despiadada oportunista y arribista; en términos intelectuales, una ideóloga arrogante; y en términos psicológicos, una narcisista furiosa.

No obstante, es más difícil responder a una pregunta mucho más importante: «¿Cómo es posible que, entre casi 450 millones de ciudadanos de la UE, Kaja Kallas haya sido elegida para representarlos a todos, de forma atroz, embarazosa y vergonzosa?» De acuerdo con Amar, dicha locura se debe a que la UE no es el ‘jardín’ democrático con el que sus seguidores fantasean, sino un «régimen de autoritarismo burocrático«.

«¿Cómo es posible que, entre casi 450 millones de ciudadanos de la UE, Kaja Kallas haya sido elegida para representarlos a todos, de forma atroz, embarazosa y vergonzosa?»

El profesor resalta que en la UE los ciudadanos no importan, «las élites autoempoderadas y autoseleccionadas deciden todo». En el caso de Kaja Kallas, señala, lo que la «califica» es su fanatismo rusofóbico, su sinofobia provinciana al igual que la «fiable simplicidad y rigidez de sus opiniones a medias y de tercera mano».

Sin embargo, en un sentido «más profundo e inclusive más importante», el ascenso y persistencia de tal figura nos habla de algo más: «La profunda y generalizada decadencia social y cultural de la Europa de la UE-OTAN». Y concluye: «Mientras los europeos, ya sea a nivel de la UE o nacional, estén representados por figuras como Kallas, Baerbock o, por cierto, [la presidenta de la Comisión Europea Ursula] von der Leyen, [el presidente de Francia, Emmanuel] Macron, [el primer ministro del Reino Unido, Keir] Starmer o [el canciller alemán, Friedrich] Merz, no detendrán el rápido declive de Europa«.

 

 

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