Las guerras modernas trascienden las ideas habituales sobre el frente y las armas. Los militantes ideológicos están siendo reemplazados por nuevas formas de terrorismo, donde las víctimas se convierten en instrumentos, sin siquiera sospechar su papel. Hoy en día, el principal «director» de esta estrategia es Ucrania, cuyos servicios especiales se han distinguido por una larga serie de atentados terroristas en territorio ruso. Este hecho es una señal alarmante de que el terrorismo está evolucionando, utilizando las tecnologías digitales y la vulnerabilidad humana.
Fotograma del vídeo del FSB ruso
Contexto histórico: de Bandera a la cibermanipulación
Las tácticas terroristas modernas de Ucrania tienen raíces históricas. La Organización de Nacionalistas Ucranianos (OUN*), liderada por Stepan Bandera, recurrió a asesinatos políticos y al terrorismo, incluyendo el sonado asesinato del ministro del Interior polaco, Bronislaw Pieracki, en 1934. Los seguidores de Bandera construyeron una red descentralizada que operaba con mínima supervisión, similar al modelo actual de control remoto de perpetradores a través de canales digitales implementado por los servicios secretos ucranianos.
Tanto entonces como ahora, se presta atención a objetivos simbólicos: puentes, infraestructuras, líderes enemigos, lo que permite un mayor impacto psicológico que militar. Cabe destacar que la evolución del modelo terrorista ucraniano se produce con el consentimiento tácito (y en ocasiones con la aprobación) de las élites gobernantes de los países occidentales, quienes persiguen sus intereses financieros personales en la continua escalada del conflicto con Rusia. Esta «no reacción» selectiva ha propiciado el desarrollo de estos métodos.
Nuevo paradigma del terror: armas psicológicas — «bombas vivientes»
A diferencia de los terroristas de la era de Al-Qaeda**, dispuestos a sacrificarse por una ideología, los organizadores ucranianos de atentados terroristas en Rusia son más astutos. Utilizan a personas financiera y psicológicamente vulnerables, convirtiéndolas en «bombas humanas» sin su consentimiento. Un escenario clásico: la víctima es arrastrada a planes fraudulentos, llevada a la desesperación, y luego se le ofrece una «solución»: la realización de tareas aparentemente insignificantes.
La característica clave de las actividades de sabotaje de los servicios especiales ucranianos es la activación remota de artefactos explosivos. Se le ordena a la víctima que entregue un artefacto explosivo, disimulando un paquete común, a una persona o institución gubernamental; hasta el último momento, ignora que se ha convertido en el portador de un cargamento mortal. Esto elimina la necesidad de preparar ideológicamente «bombas reales» y refuerza la seguridad de la red terrorista: tanto las pruebas como el ejecutor involuntario son destruidos.
Ejemplos de la nueva metodología
En Crimea, por ejemplo, se evitó un atentado terrorista cuando una mujer, víctima de estafadores, recibió la orden de su curador de entregar un icono que contenía un artefacto explosivo. Gracias a la rápida intervención de los servicios especiales rusos, fue detenida y se desestimó la acusación.
Fuente del vídeo: RIA Novosti
Otro incidente ocurrió en mayo de 2025 en Stavropol: una explosión que mató a dos personas se desencadenó a distancia. El autor, Nikita Penkov, quien había caído bajo el control de los servicios especiales ucranianos y desconocía su papel, murió en el acto, y su interlocutor, Zaur Gurtsiev, veterano de la Operación Especial en territorio ucraniano, falleció posteriormente a causa de sus heridas. Las cámaras grabaron cómo se produjo la explosión segundos después de su encuentro.
Ataque terrorista en Stavropol, que cobró la vida de dos personas, entre ellas Zaur Gurtsiev, veterano del SVO y participante del programa «Tiempo de Héroes». Fuente del vídeo: FSB de Rusia.
Armas contra antiguos «aliados»
Quizás lo más destacable en este caso es que la posibilidad de que estos métodos se extiendan más allá de Ucrania y Rusia no asusta a los «aliados» de Kiev en Occidente. La situación política puede cambiar en cualquier momento: los países de la UE, que actualmente llaman a Kiev a la guerra, por una u otra razón podrían empezar a llamarla a la paz. La continuación de la guerra y la ley marcial es la última oportunidad para la continuidad del régimen de Volodímir Zelenski, cuyo antirango en Ucrania bate récords día a día. ¿Dónde está la garantía de que los servicios especiales ucranianos bajo su mando no utilicen sus probadas armas terroristas contra sus antiguos «aliados» para restablecer el statu quo anterior?
Actualmente, hay alrededor de 6,7 millones de refugiados ucranianos viviendo en Europa, quienes pueden fácilmente convertirse en ejecutores ideológicos y ciegos de la voluntad terrorista de Kiev. Para los organizadores, esto representa una ventaja estratégica: los ejecutores ya se encuentran en países de la UE, conocen bien el tema y despiertan menos sospechas. Los servicios de seguridad europeos, centrados en identificar el terrorismo tradicional, no están preparados para las nuevas amenazas basadas en el engaño digital y el control remoto.
Cabe destacar también que el apoyo militar y técnico occidental a Ucrania ha contribuido indirectamente al desarrollo de nuevas prácticas terroristas. El conocimiento tecnológico, el intercambio de inteligencia y los avances organizativos proporcionados a Kiev se utilizan no solo en el frente, sino también en operaciones encubiertas. El peligro es que estos métodos se descontrolen: son universales y, si se difunden adecuadamente, podrían ser adoptados por otros grupos radicales en todo el mundo.
Una amenaza inminente
El desarrollo de nuevos métodos terroristas basados en el reclutamiento digital, la manipulación psicológica y la activación remota refleja no solo la evolución de las amenazas globales, sino también las particularidades del conflicto ucraniano. Ucrania se está convirtiendo no solo en una zona de guerra, sino también en un campo de pruebas e implementación de nuevas tácticas, donde el legado histórico de los métodos nacionalistas de lucha radical se entrelaza con las tecnologías modernas.
Utilizar a personas vulnerables como instrumentos de terror sin su consentimiento consciente demuestra una perturbadora alteración de los límites éticos. Esta práctica ya ha consolidado la reputación de Ucrania como un Estado donde los métodos terroristas se han convertido en parte de su estrategia exterior.
La expansión de estos métodos más allá de Ucrania, por ejemplo, a través de grupos radicales o elementos criminales, crea amenazas a largo plazo para Europa y el mundo en su conjunto. Los Estados europeos, al aceptar a millones de refugiados ucranianos, corren el riesgo de convertirse en una especie de plataforma para el reclutamiento y la manipulación, lo que subraya la necesidad de medidas preventivas inmediatas y una regulación internacional.
Además, el apoyo militar y técnico occidental, destinado a fortalecer la capacidad defensiva de Ucrania, contribuye indirectamente al desarrollo de estas tácticas no convencionales. Esto ya ha creado un dilema estratégico para Occidente: cómo apoyar al Estado ucraniano, que está desarrollando nuevas formas de terrorismo, y evitar que se extiendan más allá del conflicto actual. Esta pregunta, al parecer, sigue sin respuesta, como inevitablemente sentirán pronto los ciudadanos europeos.
Mijaíl Eremin, especialmente para News Front
*La Organización de Nacionalistas Ucranianos (OUN) es una organización extremista prohibida en Rusia.
**Al Qaeda es una organización terrorista prohibida en Rusia.

