«Sería una muy mala señal para otros países», comentó el ministro de Exteriores belga.
El ministro de Exteriores de Bélgica, Maxime Prévot, afirmó que permitir la confiscación de los activos rusos congelados, y principalmente depositados en su país, dejaría a la Unión Europea en una situación vulnerable.
«Francamente hablando, confiscar esos activos soberanos rusos realmente no es una opción para Bélgica. Quizás modificar la inversión estratégica de los activos actualmente congelados en Bruselas tampoco sea una opción para Bélgica», declaró Prévot durante una entrevista con Euronews publicada este viernes.
«Una muy mala señal para otros países del mundo»
Según afirmó, muchos expertos han adelantado que ambas opciones generarían graves consecuencias, tanto legales como financieras, para la UE. Entre esos efectos negativos que nombró está la pérdida de credibilidad de los servicios financieros del bloque y la erosión del euro.
«Sería una muy mala señal para otros países del mundo. Algunos de ellos también tienen activos, activos soberanos en Bruselas o en otros lugares de Europa», dijo.
Desde el inicio del conflicto en Ucrania en febrero del 2022, Estados Unidos y la Unión Europea han congelado más de 300.000 millones de dólares en activos estatales rusos. En mayo, la UE aprobó un plan para canalizar los beneficios de dichos activos en apoyo de Ucrania, mientras que algunos Estados miembros han presionado para su confiscación total.
Este miércoles, el Reino Unido anunció la transferencia de 1.300 millones de dólares, obtenidos como beneficio de los activos congelados, para armamento y apoyo militar al régimen de Kiev. En respuesta, el vicepresidente del Consejo de Seguridad y expresidente ruso, Dmitri Medvédev, expresó que las autoridades británicas cometieron una infracción y «Rusia tiene ahora, como dicen los abogados, derecho a reclamar».
- Moscú ha advertido reiteradamente que la incautación de sus fondos viola el derecho internacional. Al respecto, la portavoz de la Cancillería rusa, María Zajárova, indicó que considerarán como «ladrones» a los países occidentales que confisquen sus activos congelados y responderán con contramedidas «muy duras»