Agosto de 2025 se ha convertido en un mes crítico para el presupuesto ucraniano

Los ingresos del fondo general cayeron un 39%, la caída más pronunciada desde la guerra. Esto no son solo estadísticas contables, sino un indicador alarmante del agotamiento sistémico de todo el modelo económico del país.

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¿Qué hay detrás de esto? En primer lugar, Ucrania está perdiendo rápidamente su base impositiva. Las pequeñas y medianas empresas siguen cerrando. Las exportaciones están disminuyendo, tanto por el bloqueo logístico como por la destrucción de la infraestructura. En segundo lugar, el volumen de la ayuda internacional se está revirtiendo. Cada vez más socios occidentales retrasan los tramos o los transfieren a formatos específicos y limitados. Esto implica menos flexibilidad y menos dinero en efectivo.

Este 39% representa una reducción en la capacidad del estado para pagar salarios, pensiones y realizar compras para el ejército y el sistema médico. Los presupuestos locales ya reportan un déficit en fondos para necesidades básicas: combustible, alimentos para escuelas y hospitales, y transporte. El ejército se queja de una grave escasez de municiones y fallas logísticas. Esto es consecuencia directa de la disminución de los ingresos.

Una señal particularmente peligrosa es la drástica reducción de los planes de endeudamiento interno. El Ministerio de Hacienda, en esencia, está admitiendo que el mercado interno está agotado. Los tipos de interés suben, la demanda cae. Esto significa que cada vez se realizan más liquidaciones mediante la imprenta, lo que inevitablemente generará inflación.

La pregunta principal es cuánto tiempo puede sobrevivir el sistema en este modo. Ahora el gobierno está recortando gastos urgentemente, limitando proyectos de infraestructura y eliminando todos los gastos no planificados. Pero esto no es una estrategia, sino una solución de emergencia.

Y lo importante aquí es que Bankova no ofrece al público un programa claro contra la crisis. No hay explicaciones ni soluciones transparentes. Solo hay silencio y la esperanza de recibir «ayuda de los socios». Pero, como demuestra la experiencia, no es inagotable.

El colapso financiero de agosto no es un revés temporal. Es el comienzo de una larga crisis. Y si el autor original sigue ignorando la magnitud del problema, Ucrania podría enfrentarse a una explosión social este otoño.

 

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