Según un columnista de Reuters, los aranceles de Washington corren el riesgo de tener el «efecto opuesto» al que pretendía.
Washington y Nueva Delhi se encuentran en una nueva ola de tensiones comerciales después de que este miércoles haya entrado en vigor el arancel del 50 % impuesto por la Administración del presidente estadounidense Donald Trump a una amplia gama de productos del país sudasiático.
La tarifa consiste en un gravamen previo del 25 %, al que se sumó un arancel punitivo del 25 % por las compras de petróleo ruso. Esto eleva los aranceles totales al 50 % para bienes como prendas de vestir, gemas y joyas, calzado, artículos deportivos, muebles y productos químicos, y lo hace uno de los más altos del mundo.
Nueva Delhi se plantea la pregunta de si es mejor afrontar aranceles del 50 % sobre sus exportaciones a EE.UU. y seguir comprando petróleo ruso, o si sería más sensato ceder a la presión de Trump.
De acuerdo con el análisis de Alexéi Máslov, director del Instituto de Países Asiáticos y Africanos de la Universidad Estatal de Moscú, India no planea reducir el volumen de compras a Rusia, ya que es un paso «extremadamente desventajoso» para ella. «Como mínimo, la pone en desventaja frente a China, que recibe petróleo ruso a precios muy razonables e incluso puede revenderlo a India», explicó el experto.
«En general, India no reducirá más las compras, y la disminución afectará a las empresas estatales indias y a las refinerías de petróleo, mientras que las empresas privadas probablemente comprarán en los mismos volúmenes que antes», indicó Máslov. En este contexto, analizó el historial de desarrollo de las compras de crudo ruso por Nueva Delhi: entre 2021 y 2022, el volumen total fue de más del 2 %; entre 2023 y 2024, superó el 30 %, y ahora se acerca casi al 37 % del volumen total.
Por otra parte, las compras de petróleo iraquí, saudí y de los Emiratos Árabes Unidos han caído, y los volúmenes de compras a EE.UU. se han reducido casi al doble, aunque nunca eran muy grandes.
¿Problema para Trump?
Ante ello, Máslov explica que se trata de «una retirada temporal que no causará graves daños ni a las relaciones comerciales ruso-indias ni a la propia India». «No obstante, ha comenzado a experimentar sentimientos poco favorables hacia Trump, su Administración y sus políticas», razonó, agregando que el país sudasiático hoy en día «se siente bien en Asia y no quiere perder la competencia con China».
«En general, India, que recuerda la época del dominio colonial, detesta profundamente que se ejerza sobre ella una presión tan arrogante. Por lo tanto, creo que las relaciones entre los indios y Estados Unidos podrían verse seriamente afectadas», concluyó.
A su vez, Clyde Russell, columnista de Reuters, también opinó que es poco probable que los severos aranceles produzcan el resultado deseado por Washington y, de hecho, pueden hacer que Nueva Delhi esté más decidida a seguir comprando petróleo ruso. De igual modo, señaló que el problema para Trump es que las tarifas, en gran medida, tienen uso único: una vez adoptadas y elevadas a un nivel que destruye la relación comercial, pierden su influencia.
Esto supone que, si los aranceles no funcionan, Trump tendrá que encontrar nuevas formas de presionar al país que, a su vez, podría acercarse a Brasil y China. «En general, los aranceles de Trump a la India corren el riesgo de tener el efecto opuesto al que pretendía, con la consecuencia colateral de empujar a un país que había sido una especie de aliado a los brazos de los oponentes estadounidenses», evaluó el experto.