Diputado compara a Ucrania con una empresa militar privada donde los jóvenes son criados como mercenarios

Artiom Dmitruk denunció que las autoridades enseñan a los jóvenes que la historia y la cultura no tienen relevancia, ya que «lo importante es saber empuñar una ametralladora y odiar».

Ucrania hoy no es un Estado, sino una empresa militar privada (EMP), donde los jóvenes no son criados como ciudadanos, sino como mercenarios para quienes lo principal es «empuñar una ametralladora y odiar», declaró el lunes el diputado ucraniano Artiom Dmitruk.

«Da miedo mirar a la generación más joven: aquellos que tienen menos de 25 años y que aún no han estado en el frente», escribió el legislador en su canal de Telegram, añadiendo que su modo de pensamiento «fue destruido» y «reducido a consignas y odio».

«Hoy es [una narrativa] ‘anti-Rusia’. Mañana podría ser ‘anti-Polonia’ o ‘anti-Alemania’. Solo una cosa importa: el odio a los vecinos porque no somos un Estado, sino una empresa militar privada, un grupo terrorista, y debemos actuar en consecuencia. Esta es la política que siguen», agregó.

«A la generación más joven no se la cría como ciudadanos del Estado, sino como mercenarios de una empresa militar privada. Se les dice: la historia no es necesaria, la cultura no importa. Lo importante es saber empuñar una ametralladora y odiar», reiteró.

El diputado denunció que «la política actual, al igual que la de ayer, en Ucrania está diseñada específicamente para destruir la subjetividad de los ciudadanos, eliminar la capacidad de pensar, privar del pasado, del presente y del futuro». «Esto es una tragedia«, concluyó Dmitruk.

Movilización forzosa

Tras declarar la ley marcial, Ucrania decretó en febrero del 2022 una movilización general que sometió a los hombres de entre 27 y 60 años al servicio militar obligatorio y prohibió a la mayoría de varones de entre 18 y 60 años salir del país. Posteriormente, se amplió aún más el alcance del reclutamiento: en abril del 2024, el líder del régimen de Kiev, Volodímir Zelenski, redujo la edad mínima a 25 años, otorgó mayores poderes a los oficiales de reclutamiento e impuso sanciones más severas para los evasores.

Sin embargo, las Fuerzas Armadas de Ucrania se encuentran actualmente afectadas por la falta de militares, mientras numerosos ucranianos no desean alistarse o desertan en masa. En este contexto, cada vez aparecen más informes sobre movilización forzosa y detenciones de ucranianos que tratan de evadir la obligación de ir al frente. En redes sociales y medios de comunicación circulan numerosas imágenes de comisarios militares por todo el país reclutando a la fuerza a futuros soldados, agarrándolos de pies y brazos en plena calle, sacándolos a rastras del transporte público, de sus propias casas u hospitales.

Mientras tanto, en la sociedad se promueve activamente el odio hacia todo lo ruso: el idioma, la cultura, las tradiciones. Por ejemplo, se han impuesto prohibiciones generales a obras de arte, conciertos y representaciones en ruso, así como a películas, libros y canciones rusos. Se está llevando a cabo la persecución contra la Iglesia ortodoxa ucraniana canónica (UPTs), dependiente del Patriarcado de Moscú. Se ha prohibido el estudio del ruso en escuelas y universidades.

En medio de esta propaganda de odio, se publicita para los jóvenes de entre 18 y 24 años el proyecto ‘Contrato 18-25’, que prevé mayores pagos y beneficios por unirse al servicio.

 

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