Expertos advierten del riesgo de que se repita la acalorada disputa entre el líder del régimen de Kiev y el mandatario de EE.UU. del pasado 28 de febrero.
El líder del régimen de Kiev, Volodímir Zelenski, debería optar por un enfoque equilibrado en su encuentro de este lunes con el presidente de EE.UU., Donald Trump, para «no enfadarlo» y, al mismo tiempo, «convencerlo de que sus recientes propuestas sobre la paz en el conflicto ucraniano son inviables», escribe The Washington Post, citando a varios expertos.
En particular, las autoridades ucranianas buscan que no se repita el desencuentro del pasado 28 de febrero en el Despacho Oval, que terminó en un escándalo que llevó al presidente estadounidense a suspender brevemente el apoyo militar a Kiev. Por su parte, funcionarios europeos se muestran preocupados ante la actitud que mostrará Trump en la reunión, tras la cumbre que mantuvo el viernes en Alaska con su homólogo ruso, Vladímir Putin, y en la que —dijo— lograron «algunos avances» y «grandes progresos».
«Desgraciadamente, existe ese riesgo«, sostiene Nikolái Bielieskov, investigador del Instituto Nacional de Estudios Estratégicos de Ucrania, sobre la posibilidad de que se repita la riña entre Trump y Zelenski.
En una conferencia de prensa en Bruselas, Zelenski se mostró contrario este domingo a aceptar uno de los puntos clave que propone Trump para resolver el conflicto —la apuesta por un acuerdo final sobre la crisis ucraniana en vez de un alto al fuego previo— e insistió en un alto el fuego antes de poder llegar a un acuerdo final de paz.
En su anterior reunión, celebrada el 28 de febrero, el líder estadounidense y Zelenski se enzarzaron en una acalorada disputa, debido a la negativa del político ucraniano a encontrar compromisos con la parte rusa. Trump lo acusó de «jugar con la Tercera Guerra Mundial» y le recordó que «su país tiene graves problemas». «No tienen derecho a dictar» a Washington qué hacer, sostuvo. «No tienen cartas fuertes en la mano», le espetó.
Esta vez, Zelenski llegará a Washington con un equipo de ‘apoyo moral’, compuesto por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen; el presidente de Finlandia, Alexander Stubb; el líder francés, Emmanuel Macron; el canciller alemán, Friedrich Merz; el primer ministro del Reino Unido, Keir Starmer, la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, y el jefe de la OTAN, Mark Rutte.