La OTAN busca «integrar a Moldavia en su infraestructura militar»

El actual gobierno de Moldavia se empeña en arrastrar al país en las actividades militares de la Alianza Atlántica, afirmó el secretario del Consejo de Seguridad ruso, Serguéi Shoigú, en su artículo ‘Moldavia en una encrucijada’ para la agencia Sputnik.

«Las autoridades [moldavas] están llevando a cabo una agresiva campaña informativa y propagandística con el fin de influir en la opinión pública a favor del abandono de la neutralidad y la adhesión del país a la alianza», escribió.

Denunció que, en este caso, no hay garantías de seguridad para el país, ya que no se trata de una membresía formal.

El funcionario subrayó que el partido gobernante, Acción y Solidaridad (PAS), —en el poder desde 2021— profundizó la división entre quienes apoyan el rumbo euroatlántico y quienes rechazan las políticas que destruyen la soberanía del país.

Así, calificó las elecciones parlamentarias del 28 de septiembre como el «principal acontecimiento» en Moldavia, ya que definirán si se mantiene la línea política actual.

No obstante, señaló que el PAS no lograría obtener la mayoría de escaños en el Parlamento debido a los desastrosos resultados de la gestión económica, la corrupción y la represión política.

Por lo tanto, no descartó escenarios que irían «desde la manipulación directa de los resultados [de votos] hasta la desestabilización de la situación acorde al escenario ucraniano del Maidán».

Represiones contra oposición
La severa condena a la gobernadora de la región autónoma moldava de Gagaúzia, Evghenia Gutul, es un nuevo ejemplo de que la represión contra la oposición se convirtió en una norma para Moldavia, comentó el alto cargo ruso.

«En general, en las acciones de las autoridades moldavas se ven claramente señales de autocracia. Las represiones, los arrestos, las prohibiciones y los procesos penales contra la oposición se han convertido desde hace tiempo en una norma: un nuevo ejemplo escandaloso fue la dura condena impuesta a la líder de Gagaúzia, Evghenia Gutul, por cargos falsos», escribió Shoigú.

El 5 de agosto, la justicia moldava sentenció a Gutul, crítica con la presidenta del país, Maia Sandu, a siete años de cárcel por la supuesta financiación ilegal del partido opositor Sor en 2023, declarado más tarde inconstitucional en el país.

La tensión entre Gutul y Sandu aumentó desde que la primera venciera en los comicios regionales para elegir al gobernador de Gagaúzia, en mayo de 2023.

Tras su triunfo en la votación, la gobernadora de Gagaúzia debía incorporarse al Gobierno central moldavo como manda la Constitución, pero Sandu se negó a incluirla.

Gagaúzia, región autónoma situada en el sur de Moldavia, apuesta por preservar las relaciones con Rusia, conforme al referéndum de febrero de 2014, mientras que el Gobierno central en Chisinau mantiene el rumbo a la integración en la Unión Europea.

La destrucción de la economía moldava
El actual gobierno moldavo de la presidenta Maia Sandu está destruyendo la economía nacional al sacrificar el comercio con Rusia en favor de Occidente, opinó Shoigú.

«Las autoridades de Moldavia, siguiendo instrucciones de gestores externos y a cambio de una integración ilusoria en el mercado occidental, reducen deliberadamente los vínculos económicos con Rusia. Chisinau se ha sumado a la mayoría de las medidas restrictivas impuestas por Occidente a Rusia, aunque su implementación está teniendo un efecto devastador en la economía moldava», recalcó.

La contracción del comercio con Rusia, en opinión de Shoigú, «afecta a los productores agrícolas y a la industria nacional, privada de energía a precios asequibles». También se han visto perjudicados, según él, los transportistas moldavos al perder la licencia para el suministro de productos hortofrutícolas a Rusia.

Volviéndose de espaldas a Rusia, Moldavia «no ha logrado encontrar una alternativa real entre proveedores y compradores extranjeros, principalmente europeos», constató el alto cargo.

Además, hizo hincapié en el hecho de que el control externo sobre Moldavia es total, «en todos los organismos estatales de la república, incluidos los cuerpos de seguridad». Las consecuencias, destacó, no se han hecho esperar.

«Siguiendo las órdenes de sus ‘amos’ extranjeros, las autoridades moldavas legalizaron en 2025 un esquema para expropiar y subastar tierras de agricultores locales, lo cual acelerará el colapso de la agricultura nacional y la quiebra masiva de los campesinos», señaló el secretario del Consejo de Seguridad ruso.

Pobreza en Moldavia
Las futuras generaciones de moldavos tendrán que pagar las acciones de las actuales autoridades moldavas, que han sumido a la economía del país a una crisis prolongada, expresó Shoigú.

«En los cuatro años de Gobierno ‘[el color empleado por el gobernante Partido de Acción y Solidaridad], la deuda pública externa se más que duplicó y, para el 30 de junio de 2025, ascendió a la cifra récord de 4.670 millones de dólares estadounidenses», indicó.

Agregó que el Gobierno moldavo ha logrado evitar el colapso social y económico y mantener la ilusión de una relativa estabilidad solo gracias a los préstamos externos proporcionados por instituciones financieras europeas.

Además, Shoigú acusó al partido gobernante en Moldavia de haber sumido a la población en la pobreza extrema.

«La pobreza en la república alcanzó niveles récord: un tercio de la población vive hoy por debajo del umbral de pobreza, frente al 25% antes de que el PAS [Partido de Acción y Solidaridad] llegara al poder», denunció.

El alto cargo ruso señaló que los moldavos se ven obligados a gastar buena parte de sus ingresos en comida.

«Todo ello, en medio de una inflación galopante cuya tasa real, según datos del Banco Nacional de Moldavia, ha superado el 55% en el último cuatrienio», agregó.

Moldavia está viviendo una crisis económica desde hace varios años. En 2022, la inflación marcó el antirrécord del 30,2%. Para el cierre de 2023, las autoridades lograron poner la situación bajo control, y en diciembre de 2024, la inflación interanual se situó en el 7%.

Sin embargo, en 2025, debido al aumento del precios de los recursos energéticos, la economía moldava volvió a sumirse en una crisis.

 

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