Caracas volvió a ser escenario de una operación de seguridad que confirmó la eficacia de los mecanismos de inteligencia del Estado venezolano. En rueda de prensa, el vicepresidente sectorial para la Seguridad Ciudadana y la Paz y ministro de Relaciones Interiores, Justicia y Paz, Diosdado Cabello, anunció la desarticulación de un plan terrorista.
Dicho plan, según informó Cabello, consistía en detonar un artefacto explosivo en la Plaza de la Victoria de la Gran Guerra Patria, en pleno centro de la capital.
Cabello detalló que el operativo permitió la detención de 13 personas, entre ellas un ciudadano colombiano conocido como «El Titi», vinculado con estructuras del narcotráfico y con grupos conspirativos que operan contra la estabilidad de Venezuela.
Según el ministro, esta acción fue posible gracias a la «articulación perfecta» entre la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), los cuerpos de seguridad del Estado y el pueblo organizado, fórmula que, dijo, ha sido clave para preservar la paz en el país y reducir la tasa de homicidios a menos de dos por cada 100 mil habitantes.
El alto funcionario advirtió que la investigación permitió identificar nexos entre organizaciones criminales, bandas armadas y sectores extremistas de la oposición, en lo que denominó la «narcoband». Aseguró que este tipo de alianzas delictivas, financiadas y alentadas por intereses extranjeros, constituyen el único plan que le queda a una oposición que, según sus palabras, «no cree en la vía democrática» y que recurre de manera sistemática a la violencia.
La violencia como método
En diálogo con Sputnik, la periodista e investigadora social Anahí Arismendi sostuvo que la operación anunciada por Cabello confirma «nuevamente que hay sectores de la oposición venezolana financiados por Estados Unidos, que siguen apostando a la agenda de la violencia» y que buscan, mediante «actos terroristas y de conmoción, un cambio de régimen que no han logrado a través de la vía electoral».
Para Arismendi, este frustrado atentado no es un hecho aislado, sino que «sin duda coincide con y está en el marco de lo que ha sido el anuncio de Estados Unidos de incrementar la recompensa por la detención del presidente Nicolás Maduro y las declaraciones de María Corina Machado del supuesto cuento de la clandestinidad en función de tratar de recalentar el ambiente».
La investigadora subrayó que este tipo de acciones buscan contrarrestar la «política internacional de diplomacia de paz» del Gobierno venezolano, que ha fortalecido sus relaciones con potencias como China y Rusia y que se apoya en un contexto interno de «estabilidad económica» y crecimiento del PIB del 7,71% en el primer semestre del año.
Arismendi señaló que la estrategia de la oposición extremista responde también a intereses económicos propios: «No le interesa el proceso electoral, su gran negocio ha sido mantenerse en la oposición desde una perspectiva violenta y apátrida». Recordó que el Gobierno de Estados Unidos entregó a Juan Guaidó más de 3.500 millones de dólares a través de la USAID, cuyo presupuesto para Venezuela se multiplicó por 26 entre 2014 y 2024 bajo la bandera de la «ayuda humanitaria y promoción de la democracia».
La periodista mencionó además los vínculos documentados de líderes opositores con el narcotráfico, como las imágenes de Guaidó junto a grupos criminales colombianos y la relación de María Corina Machado con redes ilegales en ese país.
«Es una vinculación clara del interés que tienen los grupos del narcotráfico colombiano de utilizar a Venezuela como ruta y del Gobierno de Estados Unidos de cambiar de régimen para hacerse de nuestros recursos naturales», afirmó.
A su juicio, este plan terrorista frustrado debe verse también como parte de la doctrina de «caotizar la región» promovida desde Washington, que busca generar crisis políticas en América Latina para facilitar el saqueo de sus recursos estratégicos.
Unidad, para lograr la paz social
Arismendi reivindicó el papel de la unidad cívico-militar-policial-popular como «uno de los grandes legados del comandante [Hugo] Chávez» y como «piedra fundamental de la Revolución Bolivariana», no solo en materia de defensa, sino en el trabajo social, la organización territorial y la formación en defensa integral.
Esa articulación ha permitido, dijo, «de manera temprana alertar y evitar este tipo de actos violentos y actos terroristas que ha querido desarrollar este sector violento de la derecha venezolana». Además, destacó que el éxito de esta fórmula radica en el trabajo preventivo, el conocimiento profundo del territorio y el despliegue coordinado de inteligencia social y cuerpos de seguridad.
«La Fuerza Armada Nacional Bolivariana y los órganos de seguridad ciudadana tienen un alto nivel de formación académica y técnica desde una perspectiva integral y ética», sostuvo, asegurando que esta fortaleza, sumada al poder popular organizado, seguirá derrotando las conspiraciones financiadas desde el exterior.
En el terreno social, la experta resaltó que la disminución de los índices de criminalidad también responde al «modelo de inclusión social del proyecto bolivariano», que ha reforzado el sistema educativo, ampliado el acceso universitario y desarrollado políticas preventivas de atención integral a la población.
A ello se suman políticas de inteligencia social que han permitido desmantelar bandas criminales y mantener presencia activa en el territorio a través de los «cuadrantes de paz», en los que comunidad y autoridades diseñan diagnósticos y acciones conjuntas para prevenir y resolver problemas de seguridad.
La investigadora también destacó el impacto positivo de legislaciones y programas dirigidos a erradicar la violencia de género, proteger a adultos mayores y niños, y fortalecer la formación permanente de los cuerpos policiales, elementos que, en conjunto, han creado un entorno más seguro y estable.
Arismendi concluyó que el plan desarticulado en Caracas confirma que «el pueblo venezolano es un pueblo de paz» y que su defensa es una tarea colectiva, sostenida en la articulación del Estado con la sociedad. «Una y otra vez hemos logrado frustrar la agenda violenta de la derecha venezolana», sentenció.