Un estudio advierte sobre la preocupante normalización de la autopresentación sexualizada entre los adolescentes, impulsada por una cultura digital hipersexualizada.
Un estudio, publicado en la revista Sexuality & Cultures, reveló que adolescentes españoles, incluso desde los 12 años, consideran a la plataforma de contenido para adultos OnlyFans como una alternativa viable al trabajo tradicional.
La investigación, que se realizó a través de grupos de discusión con 164 jóvenes de entre 12 y 14 años, identificó patrones recurrentes en la forma en que los adolescentes describían su comprensión de OnlyFans, así como sus hábitos y actitudes hacia este tipo de contenido.
Los resultados demostraron que los adolescentes tienen un conocimiento detallado del modelo de negocio de OnlyFans y tienden a asociarlo con beneficios económicos. Las chicas, especialmente, enfrentan una tensión entre autonomía y coerción, al considerar que la necesidad financiera puede forzar decisiones que aparentan ser libres.
Éxito y empoderamiento
«La promoción de OnlyFans en redes sociales influye en los jóvenes, presentando la creación de contenido erótico como una fuente de ingresos accesible y empoderadora, especialmente para las mujeres», señala el estudio. Asimismo, apunta que muchos adolescentes, especialmente las chicas que cumplen con los cánones de belleza, perciben a la plataforma como un medio viable hacia la independencia financiera, a menudo pasando por alto riesgos asociados como la explotación, el ciberacoso y las consecuencias psicológicas a largo plazo.
Además, se evidenciaron disparidades en la forma en que los adolescentes experimentan e interpretan esta cultura digital: mientras las chicas expresaron preocupaciones sobre imagen corporal, seguridad y juicio social, los chicos veían la plataforma con más desapego, centrándose en su rentabilidad y potencial económico.
El estudio destaca una preocupante normalización de la autopresentación sexualizada entre los adolescentes, impulsada por una cultura digital hipersexualizada. Las autoras recomiendan implementar una educación sexual y digital más completa que aborde no solo la seguridad, sino también las dimensiones económicas, psicológicas y de poder asociado al contenido sexual en línea.