Recientemente, la FAO anunció que la inseguridad alimentaria y la desnutrición afectan a menos del 2,5 % de los brasileños.
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, se emocionó hasta las lágrimas al recordar cuando, siendo un trabajador fabril, no tenía dinero para comprarse un almuerzo sencillo.
«Yo estaba en una situación tan precaria que hubo un día que no llevé lonchera, no llevé lonchera y me fui al bar, donde la gente comía bocadillos. Era muy nuevo en la fábrica y los compañeros siempre te ofrecían algo: ‘Lula, ¿no comerás?’. ‘No, no tengo hambre’«, relató el mandatario este miércoles, durante su intervención ante el Consejo Nacional de Seguridad Alimentaria.
«Y cada vez que se metían un sándwich de mortadela en la boca, me imaginaba mordiendo ese sándwich. Me quedaba ahí todo el tiempo, avergonzado de decir que tenía hambre y volvía a trabajar», continuó. Empero, en ese momento interrumpió su discurso visiblemente emocionado, al punto de romper en llanto.
Tema sensible
No es la primera vez que Lula, de 79 años, llora en público cuando toca el tema del hambre. En noviembre de 2022, poco después de haber ganado las elecciones presidenciales, se quebró al aludir a los retrocesos que sufrió el país en esa materia durante el mandato de Jair Bolsonaro (2019-2023).
Una situación semejante se repitió durante su toma de posesión, mientras se dirigía al Congreso, y en julio de 2024, en el discurso de apertura de la Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza.
«Cuando digo esto, me emociono, porque el hambre no es algo natural. El hambre exige decisiones políticas. Nosotros, como líderes, no siempre podemos centrarnos en quienes tenemos cerca. Necesitamos poder hacer una radiografía de quienes están lejos. De aquellos que no pueden acercarse a los palacios, de aquellos que no pueden acercarse a los ministros, de aquellos que no pueden acercarse a una escuela, de aquellos que son víctimas de prejuicios a diario», argumentó entonces en una alocución dirigida a los líderes del G20.
Lula, nacido en el noreste brasileño, obrero metalúrgico y dirigente sindical durante décadas, prometió al inicio de su tercer mandato sacar nuevamente a Brasil del mapa del hambre y cumplió. El pasado 28 de julio, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) anunció que la inseguridad alimentaria y la desnutrición afectan a menos del 2,5 % de la población del gigante suramericano.