En medio de despidos masivos, granjas paralizadas y obras detenidas por las redadas antiinmigrantes en todo el país, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, adelantó que su Gobierno está trabajando en un marco regulatorio para las granjas que dependen de la mano de obra de trabajadores irregulares.
«Yo cuido a los granjeros. Amo a los granjeros. Son una parte muy importante de este país y no queremos hacer nada que los perjudique», sostuvo el mandatario republicano en una entrevista telefónica con CNBC.
Añadió que su Administración está «trabajando en eso» y pronto anunciarán reglas y regulaciones.
«Quiero decir, uno ve a un granjero con la misma persona trabajando para él desde hace 20 años. Esa persona incluso paga impuestos y otras cosas», dijo Trump, al distinguir entre los migrantes irregulares que trabajan arduamente en el campo y quienes «cometen crímenes violentos».
Sectores clave como la agricultura, la construcción, el turismo y la industria alimentaria se han visto duramente perjudicados por la política migratoria de las autoridades. A esto se suma que, debido al miedo por las redadas, incluso los trabajadores con permisos de estadía y empleo se escondan para proteger a sus familiares indocumentados.
En opinión de diversos expertos, eso está afectando a las granjas, plantas empacadoras de carne y a las industrias de alimentos en general, lo que podría repercutir en el crecimiento económico del país.
Y es que, aunque la Casa Blanca asegura que solo va por las personas en situación irregular, que representan el 4% de la fuerza laboral estadounidense, el temor se extiende al resto de la población.
En un estudio reciente, el Banco de la Reserva Federal de Dallas advirtió que las restricciones migratorias reducirán el crecimiento económico en casi un punto porcentual este año. Mientras que los economistas esperan que el crecimiento se enfríe a un ritmo de 1,5% en 2025, en contraste con el 3% registrado en los dos años anteriores.