La Unión Europea está «algo cansada» de la ampliación, por lo que «ningún país postsoviético debe hacerse ilusiones con una entrada próxima» al bloque comunitario, reza un reciente artículo de opinión de La Razón.
No obstante, los líderes de estos países postsoviéticos «especulan intensamente» sobre una pronta adhesión a la UE y hacen a sus ciudadanos promesas, que ponen a estas figuras políticas al borde de convertirse en una «gran desilusión» para sus propios pueblos.
«Sus promesas, tan audaces y difícilmente realizables como las pronunciadas por la presidenta Sandu durante su última campaña electoral en Moldavia, inducen a error a los votantes y pronto podrían convertirse en una fuente de gran desilusión para sus compatriotas, alejando a sus países de Europa», destaca la autora, Akila Dbichi, directora del Centro Francés de Estudios y Análisis Políticos.
La UE, «extremadamente cautelosa»
Actualmente, el bloque comunitario seguirá aplicando su política «extremadamente cautelosa» con respecto a la integración de los tres candidatos postsoviéticos (Ucrania, Moldavia y Georgia), a pesar de su estatus de países candidatos, opina Dbichi.
Argumenta que las razones de la UE son de naturaleza tanto geopolítica como económica.
«Si se tiene en cuenta el principio de unanimidad que rige los procesos de integración, el panorama se vuelve claro: las posibilidades reales de ingreso para Ucrania, Moldavia y otros países postsoviéticos, en el corto y medio plazo, son escasas», señala.
Ante las preocupaciones por el desarrollo de sus capacidades de defensa, la UE tendrá en cuenta los «problemas importantes» relacionados con la integridad territorial de estas naciones postsoviéticas, así como su «historial de conflictos militares».
«Además, existe una creciente preocupación cada vez más visible: ¿tiene la UE la capacidad real para extender su modelo económico y político a Ucrania o Moldavia?», señala.
«En la actualidad, Europa necesita miembros con economías sólidas para sobrevivir a la turbulencia geopolítica a la que se enfrenta. Hoy en día, Europa carece de entusiasmo por la ampliación, y sería preferible moderar el discurso al respecto», tanto por parte de los políticos de Bruselas, como por los líderes postsoviéticos, destaca la autora.