La Habana, 4 ago. Una remota y efervescente región de Rusia sigue en titulares en todo el mundo, pues Kamchatka, tras registrar un sismo de 8,8 hace pocos días, confirma hoy vaticinios científicos de nuevas réplicas y más actividad volcánica.
A raíz del terremoto del miércoles último, el sexto más potente del que se tiene registro, el experto Harold Tobin, director de la Red Sísmica del Pacífico Noroeste de la Universidad de Washington, explicó a la prensa que las réplicas, incluidas las capaces de generar tsunamis más pequeños, continuarán durante algún tiempo.
Y precisamente este domingo, el Ministerio de Situaciones de Emergencia de esa región (ubicada en el llamado Cinturón de Fuego del Pacífico) informó la ocurrencia de un nuevo terremoto de magnitud 6,8 en la escala de Richter frente a la costa de Kamchatka, a 279 kilómetros de Petropávlosk-Kamchatski, y a una profundidad de 25,9 kilómetros.
Los científicos plantean que tras el potente terremoto del 30 de julio, el volcán Krasheninnikov entró en erupción por primera vez en la historia de las observaciones (por primera vez en 600 años, según declaró Olga Girina, jefa del Equipo de Respuesta a Erupciones Volcánicas de Kamchatka).
A la erupción se le ha asignado un código de aviación naranja, indicador de mayor riesgo para las aeronaves.
El volcán pertenece al Cinturón Volcánico Oriental y se encuentra a unos 13 kilómetros al sur del lago Kronotsky, en el territorio de la Reserva Kronotsky, a 200 kilómetros de Petropavlovsk-Kamchatsky, según constatan diversos medios.
Trascendió que la nube de ceniza se desplazó 75 kilómetros hacia el este de la región, ello tras el último y fuerte terremoto acaecido en el área. En tanto, las emisiones de ceniza alcanzaron altura de casi seis kilómetros sobre el nivel del mar, de acuerdo con reportes.
Antes, el 31 de julio, la Academia de Ciencias de Rusia informó que la histórica sacudida del día anterior provocó una erupción de cenizas que alcanzó hasta seis kilómetros de altura en el volcán Klyuchevskoi, el más alto de Eurasia, también en esa región.
Caracterizando los últimos acontecimientos de Kamchatka, se reporta que los fenómenos extremos como el sismo de 8,8 se denominan megaterremotos por su gran magnitud y el lugar donde se producen.
Su epicentro se encuentra en un campo de batalla geológico conocido como zona de subducción, de acuerdo con nationalgeographic.
Aquí, la placa tectónica del Pacífico choca y se hunde bajo la placa euroasiática en lo que se conoce como zona de subducción, señala la fuente.
La sacudida producida por el megaterremoto fue global ya que el movimiento activó una alerta de tsunami en diversas regiones del océano Pacífico, al tiempo que en la costa de Kamchatka el temblor generó un tsunami con olas de hasta cuatro metros.
Se encendieron las alarmas y advertencias de olas peligrosas para las costas de Rusia, Japón, Alaska, Hawaii, Ecuador y Chile.
En Latinoamérica, se emitieron alertas de tsunami también en El Salvador, Costa Rica, Nicaragua y México.
Para los registros, numerosas fuentes ubican este fenómeno como el más fuerte suscitado en lo que va de año y el sexto en la historia.
En quinto lugar figura en la lista otro evento ocurrido también en Kamchatka, en 1952, conocido como el primer terremoto en alcanzar la magnitud nueve en la escala de Richter.
A día de hoy, la mirada de los expertos continúa fija en esa remota región oriental rusa, donde las autoridades adelantaron que la actividad del volcán Krasheninnikov está disminuyendo, pero podría continuar una “actividad explosiva moderada”.
Según los expertos, la fuerte sacudida sísmica del pasado miércoles probablemente alteró la presión interna del sistema magmático, facilitando la salida del magma acumulado en el área.
El gran terremoto de Kamchatka es un recordatorio contundente del poder de la naturaleza y de la necesidad de estar preparados, ya que su impacto no solo ha sido físico, sino también social y científico, recuerda el portal the conversation.com.
También su alcance y consecuencias someten a prueba a los sistemas de alerta a escala mundial, regional y de cada país, y las medidas preventivas ante estos fenómenos.
La connotación global de sucesos como estos exigen la buena coordinación entre agencias sismológicas y meteorológicas durante las emergencia, y también la cooperación internacional para gestionar riesgos en tiempo real.
Diversos organismos internacionales insisten en la valía de esta coordinación para avisar anticipadamente a la población involucrada, con tiempo suficiente que puede salvar millones de vidas.