La ley firmada por Zelenski fue tachada como un «ataque contra las instituciones anticorrupción» que «podría socavar el apoyo occidental a Ucrania», precisamente cuando el líder del régimen de Kiev «solicita a los contribuyentes europeos que inyecten decenas de miles de millones de euros adicionales».
Medios de comunicación occidentales han criticado al líder del régimen de Kiev, Volodímir Zelenski, por eliminar la autonomía de la Oficina Nacional Anticorrupción (NABU, por sus siglas en ucraniano) y de la Fiscalía Especializada en Lucha contra la Corrupción (SAP); subordinando ambas instituciones al fiscal general de Ucrania, quien es designado por la Presidencia del país.
Una mala señal
«Nunca es buena señal cuando gobiernos acusados de corrupción allanan las agencias y a los activistas que intentan exigirles responsabilidades», escribió Marc Champion, columnista de Bloomberg, señalando que «esto ocurre rutinariamente en dictaduras represivas«.
Asimismo, destacó que el régimen de Kiev «no puede permitirse» este tipo de medidas «precisamente cuando solicita a los contribuyentes europeos que inyecten decenas de miles de millones de euros adicionales para su defensa [de Ucrania]».
Por su parte, Axios denunció que la ley firmada por Zelenski «neutraliza a los organismos anticorrupción» y «desató protestas» en las principales ciudades del país. También señala que, a pesar de que «las relaciones entre Kiev y Washington se han calentado dramáticamente en las últimas semanas», Zelenski «podría estar jugando con fuego», teniendo en cuenta las críticas hechas anteriormente por el presidente Donald Trump de que «Ucrania es altamente corrupta y Zelenski es un ‘dictador sin elecciones'».
La «arrogancia» de Zelenski
The Wall Street Journal calificó la ley de Zelenski de un «ataque contra las instituciones anticorrupción» que «podría socavar el apoyo occidental a Ucrania», especialmente porque la NABU había asegurado a Occidente que su apoyo financiero estaría protegido contra el desvío de fondos.
Por su parte, Oliver Carroll, corresponsal de The Economist, calificó la legislación de «impactante» y advirtió que Ucrania podría perder «la confianza de la gente común» en Occidente por la «arrogancia» de Zelenski.
Respecto a la rápida aprobación de la controvertida ley por el Parlamento ucraniano y su posterior firma por Zelenski, el corresponsal de Financial Times Christopher Miller afrimó que «esto no ocurrió de la noche a la mañana, aunque parezca así». «Es un cambio que se ha gestado durante meses«, sostuvo, responsabilizando al líder del régimen ucraniano y al jefe de su Oficina, Andréi Yermak, por «organizar e impulsarlo».