Ambos países continúan expandiendo sus actividades con criptomonedas a pesar de las advertencias de organizaciones internacionales.
El director ejecutivo de Pakistan Crypto Council y asistente especial del primer ministro pakistaní en cripto y ‘blockchain’, Bilal Bin Saqib, se reunió con el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, este miércoles en la capital del país centroamericano para discutir la colaboración entre ambas naciones en el campo del bitcóin.
Según la Oficina Bitcóin del Salvador, ambos países firmaron una carta de intención con el fin de explorar y establecer una colaboración estratégica en los campos de educación del bitcóin, la minería de dicha criptomoneda, las reservas soberanas y los esfuerzos más amplios para promover la inclusión financiera y el empoderamiento económico digital a través de su uso responsable y las tecnologías descentralizadas.
Por su parte, el alto funcionario pakistaní calificó a Bukele como un líder del futuro. «Es un gran ejemplo de que no se necesitan recursos abundantes para poner a tu país en el mapa, solamente visión y una convicción inquebrantable», escribió en su cuenta de X.
La medida se da mientras Pakistán, que recientemente se ha acercado al mercado del volátil mundo de los activos digitales, explora cómo comprometerse con los criptomercados sin dejar de lado las restricciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), que el año pasado le proporcionó a Islamabad un préstamo de 7.000 millones de dólares.
El FMI siempre se ha mostrado en contra de la decisión del Gobierno salvadoreño de que el bitcóin circule como moneda legal en el país, con incontables advertencias para que se derogue esa política.
Sin embargo, de acuerdo a Bloomberg, El Salvador ha logrado acumular hasta ahora 6.238 bitcoines, los cuales tendrían un valor aproximado de 745 millones de dólares.
En Pakistán, uno de los países más poblados del mundo, se estima que entre 15 y 20 millones de personas poseen criptomonedas.
El país asiático ha destinado 2.000 megavatios a la minería bitcóin y planea crear una reserva nacional para su producción a pesar de las advertencias por parte de organizaciones internacionales.