El experto militar Dmitri Kórnev evalúa si nuevos suministros de armas estadounidenses al régimen ucraniano son capaces de cambiar el escenario en el frente ante el implacable avance de las fuerzas rusas.
El presidente de EE.UU., Donald Trump, anunció este lunes su decisión de suministrar sistemas antiaéreos Patriot al régimen de Kiev mediante ‘un nuevo mecanismo’: armas estadounidenses pagadas con dinero de los aliados europeos de la OTAN.
El fundador del portal especializado ruso Military Russia, Dmitri Kórnev, en un artículo para RT analiza qué significa este nuevo esquema en términos prácticos: si «se trata de una gran escalada, de un gesto político o simplemente de una reorganización de compromisos existentes». «Y, más importante aún, ¿cómo afectará esto al propio campo de batalla?», pregunta en su publicación titulada «Los Patriot de Trump se dirigen a Kiev y los patriotas rusos, hacia la victoria».
El enigma de los Patriot
Este lunes, durante una reunión con el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, Trump afirmó que ya hay «un país que tiene ’17 Patriots’ listos para ser enviados» a Ucrania. «No los van a necesitar para ellos. Así que vamos a hacer un trato en el que los 17, o una gran parte de los 17, irán al frente de guerra», indicó.
Al respecto, Kórnev señala que esta declaración de Trump «inmediatamente plantea preguntas». «Si se refería a 17 lanzadores [de Patriot], eso se traduciría en apenas tres o cuatro baterías completas, ya que cada batería incluye un radar, un puesto de mando y entre cuatro y ocho lanzadores», detalló.
«Esto no representaría una escalada dramática, sino que permitiría a las Fuerzas Armadas de Ucrania reponer y rotar baterías previamente suministradas», explicó.
No obstante, si Trump se refería a 17 baterías completas de sistemas Patriot, se trataría de «la mayor entrega individual de sistemas de defensa aérea a Ucrania hasta la fecha, varias veces más de lo que el país tiene actualmente», advierte el experto.
Al mismo tiempo, sugiere que «una transferencia tan generosa sería poco característica del enfoque de Trump», ya que el objetivo del presidente de EE.UU. «es generar un impacto visible, no establecer récords». «El escenario más plausible es que se trate de un reemplazo financiado por Europa de sistemas anteriores que han sido dañados o agotados», resume.
ATACMS: largo alcance sin impacto estratégico
Paralelamente al anuncio de los Patriots, aparecieron filtraciones de un posible levantamiento total de restricciones para el uso de los misiles de largo alcance por el régimen de Kiev contra el interior del territorio ruso reconocido internacionalmente.
Así, The Washington Post reportó que la asistencia militar de Trump a Kiev «probablemente incluya el permiso para usar los 18 misiles ATACMS de largo alcance que se encuentran actualmente en Ucrania, con su alcance total de 300 kilómetros», contra blancos en el territorio ruso.
«Aunque esta revisión implicaría riesgos, no representa un cambio estratégico decisivo. La red de defensa aérea escalonada de Rusia, que incluye los sistemas S-300, S-400 y S-500, fue diseñada teniendo en cuenta amenazas como los ATACMS», opina Kórnev.
El especialista admite que «una tasa de intercepción del 100 % es poco realista», pero la experiencia operativa de los militares rusos en derribar este tipo de misiles estadounidenses «muestra un alto nivel de efectividad».
Defensa aérea rusa: destruyendo mitos sobre ‘armas milagrosas’ occidentales
Con respecto a los reportes de que la Administración Trump podría estar evaluando la posibilidad de proporcionar al régimen de Kiev misiles de crucero Tomahawk o JASSM, con alcance de hasta 2.400 km y 1.000 km, respectivamente, Kórnev opina que «tal movimiento marcaría un cambio significativo en la política» de Washington.
De todos modos, si estas propuestas avanzan, el Ejército ruso responderá con despliegues más densos de sistemas tierra-aire de defensa aérea alrededor de centros industriales, capitales y la línea del frente, y podrían añadirse activos aéreos, estima el experto.

«La amenaza está siendo monitoreada, pero no quedará sin respuesta», asegura, al recordar que «Rusia no solo posee una sofisticada red de defensa antimisiles, sino también una amplia experiencia de combate interceptando una gran variedad de armas occidentales».
«Los enfrentamientos con misiles Storm Shadow, SCALP EG y ATACMS ya han demostrado que incluso las amenazas complejas pueden ser contrarrestadas de manera efectiva», mencionó.
«Aunque ningún sistema ofrece inmunidad total y algunos misiles pueden pasar, la idea de que las ‘armas milagrosas’ puedan cambiar el curso del conflicto es un mito», aseveró.
En conclusión, Kórnev resaltó que el éxito de la operación militar especial rusa «no depende únicamente de la supremacía tecnológica», sino que «se basa en el uso integrado de fuerzas diversas, en una iniciativa estratégica sostenida y en la resiliencia bajo presión». «Ningún misil de crucero —por avanzado que sea— puede quebrar esa base«, reiteró.