El presidente de EE.UU. continúa con su guerra comercial.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, respondió este martes a la sorpresiva decisión que tomó el Gobierno de EE.UU. de imponer nuevos aranceles a la importación de tomates mexicanos.
«Vamos a dar distintas opciones a los productores de jitomate en nuestro país y a seguir peleando en Estados Unidos», advirtió la mandataria en conferencia de prensa, luego de ser cuestionada sobre el diferendo comercial.
«No estamos de acuerdo (…), de todas maneras se va a seguir exportando el jitomate mexicano», señaló Sheinbaum al destacar que dos de cada tres tomates que se consumen en ese país son producidos en México y no hay un proveedor sustituto.
La presidenta también leyó un comunicado firmado por seis organizaciones agrícolas mexicanas que explicaron la importancia del mercado del tomate en EE.UU. y que recordaron que en 2019 ese país ya intentó poner fin al acuerdo con México sobre este fruto, pero tuvo que restablecerlo porque necesita el alimento.
«El tomate fresco es un producto de consumo generalizado en Estados Unidos cuyo mercado asciende a 6 mil 500 millones de libras, de las cuales 4 mil 300 millones son abastecidos por México (…). No hay en el corto ni en el mediano plazo países del mundo que puedan reemplazar al tomate mexicano», señaló el escrito que aseguró que los productores han construido este mercado «a base de innovación y esfuerzo» durante los últimos 120 años.
¿Qué pasó?
El lunes, el Departamento de Comercio de EE.UU. (DOC, por sus siglas en inglés) anunció que a partir de ahora los tomates mexicanos pagarán una tasa de importación del 17,09 % para contrarrestar lo que la Administración de Donald Trump considera «prácticas comerciales injustas».
La medida se formalizó luego de que fracasaran las negociaciones que llevaron a cabo ambos países para renovar un acuerdo sobre comercio de tomate, que fue suscrito por primera vez en 1996.