Por primera vez se revelaron en China los experimentos inhumanos realizados por la infame Unidad 731 del Ejército Imperial japonés como parte de su programa de guerra bacteriológica.
Un antiguo miembro de la Unidad 731, el infame destacamento de investigación bacteriológica del Ejército Imperial japonés durante la Segunda Guerra Mundial, confesó en una grabación inédita su implicación en experimentos con humanos, así como en el desarrollo de armas biológicas, informa China Daily.
El testimonio fue presentado por primera vez en China este lunes en la ciudad de Harbin por la Sala de Exhibición de Evidencias de Crímenes Cometidos por la Unidad 731, con motivo del 88.º aniversario del Incidente del Puente Lugou, que marcó el inicio de la invasión a gran escala del territorio chino por parte de Japón.
Revelación de crímenes inhumanos
Masakuni Kurumizawa, quien se desempeñó como técnico asistente en la Unidad 731, detalló que su escuadrón se dedicó a la producción en masa de bacterias causantes de enfermedades letales como la peste bubónica, el cólera, la fiebre tifoidea, la disentería y el ántrax. Asimismo, admitió que estos agentes patógenos eran inoculados en personas vivas con el fin de incrementar su virulencia.
Los sujetos sometidos a estos experimentos inhumanos, denominados ‘marutas’, incluían a prisioneros de guerra chinos, coreanos, mongoles y soviéticos. Según Kurumizawa, la Unidad 731 disponía normalmente de más de 40 personas para los ensayos, que eran sustituidas en caso de ser necesario.
Admitió también haber diseccionado «300 cuerpos humanos, de los cuales aproximadamente un tercio se conservaron como especímenes, mientras que el resto se quemó». «Cuando realizamos las disecciones, los cuerpos aún estaban calientes y la sangre brotaba a borbotones», agregó.
La confesión de Kurumizawa, que tiene una duración de 83 minutos, fue grabada durante una exhibición de guerra que tuvo lugar en la ciudad japonesa de Iida en agosto de 1991. De acuerdo con el Registro del Departamento de Prevención de Epidemias y Purificación de Agua del Ejército de Kwantung, Kurumizawa nació el 25 de mayo de 1913 y falleció en Japón en 1993.
La Unidad 731, fundada en 1932 como centro clave de la guerra bacteriológica japonesa, funcionó como una instalación secreta para la fabricación de armas biológicas y químicas. Se estima que al menos 3.000 personas fueron sometidas a experimentos y más de 300.000 murieron en China debido al uso de este armamento.
EE.UU. encubrió las pruebas
Tras la rendición del Imperio japonés en 1945, el Gobierno de EE.UU. encubrió las pruebas relacionadas con los experimentos de la Unidad 731 y concedió en secreto inmunidad a varios de sus altos mandos, incluido su fundador, Shiro Ishii, a cambio de acceder a los resultados de sus investigaciones.
De hecho, Ishii pudo continuar realizando experimentos médicos en Japón tras el fin de la guerra. Está confirmado que buena parte de los datos obtenidos por la Unidad 731 fueron transferidos al Fuerte Detrick, en Maryland, sede del programa estadounidense de armas biológicas entre 1943 y 1969.