Vox planteó por primera vez una «reemigración» de hasta ocho millones de personas, incluidos hijos de migrantes nacidos en ese país.
Por primera vez y sin rodeos, el partido ultraderechista español Vox ha puesto sobre la mesa una propuesta que hasta ahora solo flotaba entre insinuaciones: deportar a entre siete y ocho millones de personas de origen extranjero, incluidos hijos de migrantes nacidos en España.
Con un discurso alarmista y cargado de prejuicios, la diputada Rocío de Meer —portavoz de Emergencia Demográfica y Políticas Sociales del partido ultraderechista— dijo que las calles «ya no son de los españoles» y que «muchas plazas no pertenecen a quienes siempre pertenecieron», en referencia a la presencia de migrantes en ellas.
«Es extraordinariamente difícil que puedan adaptarse a nuestros usos y costumbres (…) lo que estamos viendo es que nuestra sociedad está cambiando, que nuestras calles en muchas ocasiones no son de los españoles, que muchas plazas no pertenecen a quienes siempre pertenecieron, que la tranquilidad de muchos pueblos, de muchos barrios y de muchas plazas, pues también ha cambiado y ya no es la misma», aseveró.
Para Vox, esas personas en situación de vulnerabilidad suponen una supuesta amenaza: «Todas estas millones de personas que han venido hace muy poco tiempo a nuestro país y que no se han adaptado a nuestras costumbres y, en muchísimos casos, además, han protagonizado escenas de inseguridad en nuestros barrios y en nuestros entornos, pues tendrán que volver a sus países», espetó.
La solución, según la diputada, pasa por lo que describió como un «proceso extraordinariamente complejo de ‘reemigración'», un eufemismo para aludir lo que en la práctica serán deportaciones.
«Nosotros apostamos por ese proceso de reemigración porque pensamos que hay algo más importante que preservar, y que además tenemos el derecho a querer sobrevivir como pueblo», comentó.
Reacciones
La propuesta ha generado un aluvión de críticas. «No sé por qué le llaman reemigración cuando quieren hablar de deportaciones«, contestó la ministra portavoz, Pilar Alegría, quien acusó a Vox de usar un lenguaje eufemístico para normalizar un discurso de odio que ataca la convivencia y los derechos fundamentales.
El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, también ha reaccionado: «Estas manifestaciones de Vox sobre los inmigrantes no son ninguna novedad. A mí no me han llamado la atención. Lo que pasa es que van subiendo el tono poco a poco».
La ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, Elma Saiz, puntualizó: «Se están refiriendo a echar a personas que llevan años en España en situación regular y a sus hijos españoles. Vomitivo».
En este contexto, el Partido Popular ha querido marcar distancias. El secretario general de los populares, Miguel Tellado, se ha posicionado en contra. «No compartimos la postura de Vox en ese sentido», dijo en una entrevista.
Tellado defendió que existen mecanismos de regularización para todas aquellas personas que han venido a España y llevan ya tiempo conviviendo en el país. «Nuestra postura es clara: en contra de la inmigración ilegal, a favor de la inmigración ordenada», comentó.
Por su parte, el periodista Manuel Jabois lo definió como «la lección más vieja del fascismo: la culpa de los delitos es del origen, no de los delincuentes». «Se trata de responsabilizar a ocho millones de seres humanos de los crímenes que hagan unos cuantos, y esa al fin y al cabo la raíz más vieja del fascismo: la culpa de los delitos es del origen, no de los delincuentes», reflexionó.