Si fuera una nación, estas FF.AA. ocuparían el puesto 47 a nivel mundial en emisiones.
El Ejército estadounidense es el mayor emisor institucional de gases de efecto invernadero en el mundo, y si fuera un país, ocuparía el puesto 47 a nivel mundial, revela un estudio publicado este miércoles en la revista PLOS Climate.
Según la investigación, las actividades del Departamento de Defensa (DOD, por sus siglas en inglés) de EE.UU., como el mantenimiento de bases militares, la realización de ejercicios de entrenamiento y el transporte de personal, equipos y armas, generan grandes emisiones de carbono, ya que requieren enormes cantidades de energía.
Si bien los propios líderes militares reconocen que el cambio climático causado por actividades humanas representa una amenaza a la seguridad nacional y la estabilidad geopolítica, estudios previos han encontrado que existe una marcada relación entre el gasto militar de varios países y sus emisiones de gases de efecto invernadero.
Dirigidos por Ryan Thombs, de la Universidad Estatal de Pensilvania, los investigadores analizaron datos del DOD de 1975 a 2022 para identificar la correlación entre el gasto militar y las emisiones nacionales de gases de efecto invernadero. Los resultados revelaron que el aumento del gasto bélico condujo a un mayor consumo de energía, mientras que los recortes en ese ámbito se tradujeron en ahorro energético.
Esto fue relacionado principalmente con la reducción del consumo energético de instalaciones, vehículos y equipos, y especialmente de combustibles para aviones, que durante el último medio siglo ha representado casi 55 % del consumo medio anual total de energía del DOD.
Entre 2010 y 2019, se estima que el Ejército de EE.UU. generó 636 millones de toneladas métricas de CO2, constituyéndose así en el mayor emisor de gases de efecto invernadero en comparación con cualquier institución a nivel mundial. Sin embargo, estas estimaciones siguen siendo incompletas, explican los investigadores, ya que no incluyen las emisiones de alcance 3, o indirectas, del Departamento de Defensa.
En ese sentido, los investigadores sugieren que incluso recortes moderados en el gasto militar de EE.UU. podrían reducir significativamente el consumo de combustibles fósiles y contribuir a la mitigación del cambio climático, ahorrando potencialmente tanta energía como la que consumen algunas naciones pequeñas. Las proyecciones apuntan que un recorte de 6,59 % cada año, entre 2023 y 2032, podría ahorrar energía equivalente al consumo anual del estado de Delaware (EE.UU.) o de toda Eslovenia.
Los investigadores destacan la necesidad de más estudios sobre la relación entre gasto militar y consumo energético, por su incidencia en el cambio climático y la sostenibilidad.