Un veterano espía del MI6, quien se atribuye la responsabilidad de las sanciones económicas de Occidente contra Irán, se infiltró en el organismo de control nuclear, según documentos consultados por el medio The Grayzone.
Archivos confidenciales filtrados indican que el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) fue infiltrado por el MI6, el Servicio Secreto de Inteligencia del Reino Unido, lo que refuerza la acusación de Irán de que el organismo de control nuclear se confabuló en secreto con sus enemigos, según documentos consultados por el medio de periodismo de investigación The Grayzone.
El medio señala que un conocido veterano espía del MI6, Nicholas Langman, quien se atribuye la responsabilidad de las sanciones económicas de Occidente contra Irán, se infiltró en el OIEA. La identidad del agente, que se ha visto involucrado en varias controversias, fue descubierta por The Grayzone en un conjunto de documentos filtrados que detallaban las actividades de una agencia de inteligencia británica.
Según su biografía, Langman «trabajó para prevenir la proliferación de armas de destrucción masiva mediante el apoyo al [OIEA] y a la Organización para la prohibición de las Armas Químicas [OPAQ], y a través de asociaciones internacionales de alto nivel». Además, se le atribuye «el gran éxito diplomático del acuerdo nuclear y de las sanciones contra Irán», al establecer relaciones «altamente efectivas y de apoyo» con EE.UU., Europa, Oriente Medio y el Lejano Oriente.
En este sentido, el documento destaca que la intervención de Langman sobre el organismo de control nuclear refuerza las denuncias del Gobierno iraní, argumentando que el OIEA proporcionó a Israel y EE.UU. «información crucial» sobre las instalaciones nucleares iraníes que bombardearon durante su agresión militar en junio.
El OIEA emitió un informe bajo la dirección de Rafael Grossi, en el que acusaba a Teherán de violar, supuestamente, el Tratado de No Proliferación Nuclear. Días más tarde, Israel lanzó un ataque no provocado contra Irán que causó la muerte de varios importantes científicos nucleares iraníes, así como de varios altos mandos militares y cientos de civiles.
En respuesta, Irán decidió suspender la cooperación con el organismo, prohibió la entrada de sus inspectores al país y acusó a Grossi de instigar violencia en su contra.