Las pretensiones estadounidenses chocan con una Unión Europea que tiene las competencias en materia de comercio.
La reciente cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en La Haya ha dejado un titular más allá del histórico incremento del gasto en Defensa: el encontronazo de España con EE.UU. y las amenazas del presidente Donald Trump de tomar represalias comerciales.
En una rueda de prensa, Trump amenazó con responder a nivel comercial contra España, después de que su Gobierno, encabezado por el presidente Pedro Sánchez, se negara a comprometer el 5 % del PIB dedicado a inversión en Defensa.
La ola expansiva de esa advertencia todavía aún no se ha materializado, y no está claro si lo hará, en un contexto de incertidumbre marcado por la guerra comercial iniciada por el inquilino de la Casa Blanca.
¿Se impondrán nuevos aranceles?
Trump no mencionó los aranceles cuando habló de hacerle pagar a España «el doble» a través del comercio, pese a que ha demostrado que la imposición de gravámenes es una de sus estrategias favoritas desde que llegó a la Presidencia.
De hecho, esta vía es muy complicada. Es imposible imponer aranceles individualizados a un país de la Unión Europea (UE), ya que las competencias en comercio las tiene la Comisión del bloque, que comparte una unión aduanera.
Objetivos concretos
Lo que sí podría hacer Trump es decretar impuestos a productos concretos, como ha hecho en los últimos meses con el acero y el aluminio, por ejemplo.
Su táctica podría afectar a artículos que tengan gran peso en el sector de la exportación en España, algo que ya hizo el republicano en su primer mandato, cuando gravó la aceituna negra. «La economía española va muy bien, pero podría verse arrasada si algo ocurre«, dijo ayer el mandatario estadounidense.
Los aranceles los paga el comprador estadounidense, por lo que habría que ver cuál será realmente su efecto de esa decisión, en caso de que se tome: un mayor precio que incremente la inflación en EE.UU. o un descenso de las importaciones desde España, en favor de otros mercados que resulten más económicos.
Una última posibilidad es que Trump decida sancionar al país a través de sus empresas. De este modo, podría vetar la participación de compañías españolas en licitaciones públicas en EE.UU.
Sectores expuestos
Si Trump decide disparar contra objetivos concretos, es probable que se dirija al sector agroalimentario (especialmente el aceite de oliva o el vino), al farmacéutico o al de maquinaria y material eléctrico.
El problema es que ninguno de esos rubros se produce exclusivamente en España, por lo que otros países europeos se verían también afectados de alguna manera por los gravámenes.
En cualquier caso, el daño al conjunto de la economía española se prevé limitado, dada la escasa dependencia de EE.UU. España exportó al país norteamericano productos por valor de poco más de 18.000 millones de euros en 2024, lo que representa poco más del 1 % de su PIB.
Según los datos del Ministerio de Economía, entre enero y abril de este año, España vendió productos a EE.UU. por valor de 5.739,1 millones de euros, mientras que le compró 10.912,6 millones.
Fecha límite con la UE
El encontronazo se produce en plenas conversaciones comerciales entre EE.UU. y la Comisión Europea, que negocia en bloque.
Bruselas busca que Trump retire los aranceles generalizados del 10 %, impuestos el 2 de abril, así como el gravamen de 50 % al aluminio y el acero, y del 25 % al sector del automóvil.
Posible respuesta
Si fracasan las negociaciones en curso o el Gobierno estadounidense decide imponer nuevas sanciones a artículos que afecten particularmente a la economía de España, la UE tiene instrumentos para responder.
Bruselas asegura que tiene listo un paquete de aranceles por valor de 21.000 millones de euros, que entrará en vigor a partir del 9 de julio, si las negociaciones con Washington no llegan a buen puerto.
Además, trabaja en otro paquete arancelario de 95.000 millones, que podría aprobar como parte de la respuesta al castigo comercial, que tocaría a productos como el bourbon y los aviones Boeing, entre otros bienes.
La UE también baraja un paquete de medidas que contemplan la imposición de gravámenes contra las grandes tecnológicas estadounidenses; la prohibición a empresas de EE.UU. para que participen en licitaciones públicas; y la restricción de ciertas importaciones.