Sánchez ha confirmado su intención de agotar los dos años que quedan de legislatura.
El Pleno en el Congreso de los Diputados de España estuvo plagado de incidentes, broncas y gritos este miércoles, en medio de la comparecencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quien acudió por primera vez al Hemiciclo después de que estallara el escándalo de corrupción que se ha llevado por delante al secretario de Organización del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Santos Cerdán.
La mañana comenzó con un bronco cara a cara entre Sánchez y el líder de la principal formación de la oposición, el conservador Partido Popular (PP), Alberto Núñez Feijóo, que se tiraron a la cabeza las corrupciones de sus respectivos partidos.
Feijóo acusó a Sánchez de ser «el lobo que ha dominado la manada corrupta» y le ha conminado a dimitir, mientras el presidente de Gobierno le recordó «las sentencias de muchos casos de corrupción que afectarán al PP a la vuelta del verano».
«La corrupción cero no existe, pero en mi organización hay tolerancia cero con ella», aseguró Sánchez.
Por su parte, el líder del ultraderechista Vox, Santiago Abascal, se marchó de la Cámara a primera hora de la mañana antes de la intervención de Sánchez, llamándole «corrupto» y «traidor«. «No voy a quedarme a escuchar sus mentiras, embustes o soportar su chulería», se justificó.
También se ausentaron del Pleno tres de los cinco ministros de Sumar, el partido que Gobierna en coalición con el PSOE, incluida su líder, la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, como una forma de desmarcarse de los socialistas.
Gritos de dimisión
La presidenta del Congreso, la socialista Francina Armengol, tuvo que llamar al orden en sucesivas ocasiones a la bancada popular, que repetidamente coreó gritos de «¡dimisión, dimisión!», dirigidos al presidente del Gobierno.
Durante el resto de la sesión de control al Ejecutivo, los diputados populares interrumpieron las respuestas parlamentarias de los ministros, con gritos y golpes a las bancadas, lo que provocó nuevas llamadas al orden.
Por su parte, los diputados socialistas respondieron poniéndose en pie en varias ocasiones y aplaudiendo a Sánchez, que ya ha descartado las opciones de dimisión, convocatoria a una moción de confianza o un adelanto electoral.
Dos secretarios corruptos
El escándalo que envuelve al PSOE se desató la semana pasada, cuando se conoció un informe que la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil entregó en un juzgado.
En esa carpeta se incluían ocho grabaciones de audio que implicaban al secretario de Organización del partido, Santos Cerdán, y que probarían su implicación en el reparto y cobro de mordidas para la adjudicación amañada de contratos públicos.
El informe se adjunta a un proceso en el que ya estaba investigado, por los mismos motivos, el anterior secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, al que Cerdán sustituyó cuando cayó en desgracia tras ser imputado en esta trama, conocida como ‘caso Koldo’.
El próximo 5 de julio el presidente comparecerá, a petición propia, en un pleno monográfico ante el Congreso para dar exhaustivas explicaciones sobre este asunto.
Ronda de contactos
Para tratar de parar la sangría, Sánchez lleva varios días inmerso en una ronda de contactos con los líderes de las formaciones que hasta ahora han sido su sustento parlamentario.
Esta jornada, tras su paso por el Congreso, Sánchez ha contactado con Esquerra Republicana de Catalunya (ERC). Tras el encuentro, el portavoz del partido, Gabriel Rufián, dijo que había notado al presidente «tocado» y que le ha pedido más agenda social y persecución a la corrupción.
Rufián también hizo un llamado a los partidos de izquierda: «Aprovechemos el tiempo que nos queda para avanzar y para dejar en la mejor situación posible una vida digna a la gente (…) porque cuando entren aquí los corruptos premium [en referencia a PP y Vox] nos vamos al carajo todos», aseguró ante los medios en los pasillos del Congreso.