Karen Bass instó a la Casa Blanca a poner fin a las redadas contra los inmigrantes, causa directa de las masivas protestas en la ciudad.
La alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, acusó a la Administración Trump de usar su ciudad como «un caso de prueba», en referencia al endurecimiento de la política migratoria por parte de la Casa Blanca, así como a las medidas adoptadas para sofocar los disturbios que estas han desencadenado.
«Es precisamente por eso que más de 20 alcaldes y líderes locales de todo el sur de California están aquí unidos hoy: para afrontar el impacto en cada una de nuestras ciudades y decir, con una sola voz: las redadas deben parar. Ya«, escribió la alta funcionaria en las redes sociales.
Asimismo, en una rueda de prensa celebrada este martes, Bass afirmó que Los Ángeles se ha convertido en «un experimento nacional para determinar hasta qué punto puede intervenir el gobierno federal al arrebatarle el poder a un gobernador, el poder a una jurisdicción local y, francamente, dejar a nuestra ciudad y a nuestros ciudadanos atemorizados». «No se trata de proteger a nadie, se trata de sembrar miedo y pánico», declaró.
«Si pueden hacerle esto a la segunda ciudad más grande del país, tal vez la Administración espera que eso sea una señal para que todos, en todas partes, le teman, que el Gobierno federal que históricamente los ha protegido, puede venir y tomar el control», dijo la líder local.
De igual manera volvió a insistir en la necesidad de detener las redadas contra personas indocumentadas, acción que ha provocado el descontento social en la urbe. «Quiero decirle que detenga las redadas. Quiero decirle que esta es una ciudad de inmigrantes. Quiero decirle que si quiere devastar la economía de la ciudad de Los Ángeles, ataque a los inmigrantes», sostuvo en un mensaje dirigido a Trump.
¿Qué está pasando?
Los disturbios a gran escala azotan Los Ángeles desde hace ya varios días, en protesta por la política migratoria de la Casa Blanca. En medio de esos hechos, el presidente ordenó el despliegue de 4.000 efectivos de la Guardia Nacional y un batallón de aproximadamente 700 marines en esa populosa ciudad.
La medida fue recibida con fuerte repudio por parte de las autoridades locales, incluido el gobernador de California, Gavin Newsom. El político calificó la medida como un intento de limitar las competencias de los estados, y anunció su intención de llevar la controversia a los tribunales.
Por su parte, Donald Trump aseguró que de no haber enviado allí tropas federales en los últimos días, la ciudad «estaría ardiendo hasta los cimientos». Además, tildó de «incompetentes» a Newsom y a Bass, quienes, en su opinión, deberían estar diciendo: «Gracias, presidente Trump, usted es maravilloso. No seríamos nada sin usted, señor».
El jefe de la Casa Blanca considera que, por el contrario, ambos eligieron «mentir al pueblo de California y de EE.UU.», asegurando que no necesitaban ayuda federal para dispersar las protestas y describiéndolas como «pacíficas».