Francia y Bélgica se oponen a la prohibición del gas ruso.
Los dos principales compradores de gas natural licuado (GNL) ruso rechazan aprobar la restricción sin garantías de que no arruinará aún más sus economías. A Francia y Bélgica también les preocupan las consecuencias jurídicas de esta medida, según los medios locales.
La compañía francesa TotalEnergies tiene un acuerdo con la rusa Novatek hasta 2032 y una participación del 20% en el proyecto Yamal.
Bélgica también está dispuesta a seguir comprando GNL ruso hasta 2035, e insta que la Comisión Europea muestre exactamente cuál sería el impacto del rechazo a este recurso, afirmó el ministro belga de Energía, Mathieu Bihet.
Hungría y Eslovaquia se muestran más contundentes. El primer ministro húngaro, Viktor Orban, calificó el plan de desastre que hay que detener «a toda costa». El primer ministro eslovaco, Robert Fico, lo llamó «suicidio económico».
Al mismo tiempo, muchos políticos europeos estarían a favor de volver a abastecerse de energía rusa tras el fin del conflicto en Ucrania debido a las elevadas facturas energéticas, según los informes.
A principios de mayo, la Comisión Europea (CE) dio a conocer su nueva hoja de ruta con la intención de prohibir nuevos acuerdos de importación de gas ruso y contratos al contado para finales de 2025. La CE también quiere prohibir las importaciones de gas por gasoducto y GNL procedentes de Rusia para finales de 2027.