En los últimos dos años se multiplicaron los testimonios de víctimas.
El Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), una de las organizaciones criminales más poderosas de México, atrae a exmilitares colombianos con falsas promesas de empleo legal para sumarlos de manera forzada a sus filas, con el objetivo de crear ejércitos de élite.
Así lo revelan múltiples investigaciones periodísticas realizadas en los últimos meses por medios como Radio Ambulante, Animal Político, Semana y El Universal, a partir de testimonios de algunas víctimas que lograron escapar o de las mujeres colombianas que reclaman, sin suerte, información sobre el paradero de sus maridos.
El reclutamiento forzado que llevan a cabo los cárteles, y que en México incluye a hombres jóvenes, volvió a evidenciarse el pasado fin de semana, debido al sangriento enfrentamiento entre narcotraficantes y las fuerzas Armadas y de seguridad en Michoacán. El choque dejó un saldo de 12 presuntos sicarios y nueve detenidos, entre ellos exmilitares colombianos.
El ‘modus operandi’ en cada historia es el mismo: exmilitares jubilados, pero que apenas superan los 40 años, son invitados a través de grupos de chats o de redes sociales a trabajar en empresas de seguridad privada en México para custodiar cultivos de limones, bases militares o personas «importantes».
Les ofrecen salarios de hasta 2.000 dólares mensuales, con todos los gastos pagados para viajar a México, y promesas de que la empresa que supuestamente los contrata se hará cargo de los trámites de radicación y del posterior traslado de sus familiares desde Colombia.
Pero, una vez que aterrizan en la Ciudad de México, todo cambia. Muchas veces ni siquieran van a recibirlos al aeropuerto, como les aseguran, sino que les piden trasladarse por sus propios medios a otras ciudades. Los casos comprobados hasta ahora se han dado en Veracruz, Michoacán y Jalisco, algunos de los estados en donde, a fuerza de violencia, predomina el CJNG.
Sobrevivientes
Cuando llegan al destino final, se llevan una pésima sorpresa, ya que los instalan en cuartos compartidos con otros compatriotas, les entregan armas de largo alcance y chalecos antibalas y les informan que el trabajo legal en realidad no existe, que ahora están bajo las órdenes del CJNG y que, si intentan escapar, los van a matar.
Pese a las amenazas, y gracias precisamente a su entrenamiento militar, varios de ellos han logrado escapar caminando durante días por campos, selvas, parajes deshabitados, sin alimentos e hidratándose en arroyos, ríos, lagunas.
Otros, sin embargo, permanecen en calidad de desaparecidos porque dejaron de contactarse con sus familiares en Colombia, que no saben dónde o cómo buscarlos, más allá de las denuncias que han interpuesto en las fiscalías locales.
El portal Animal Político obtuvo uno de los testimonios más crudos, ya que uno de los exmilitares sobrevivientes contó que el CJNG los obliga a asesinar a personas aunque sean inocentes; a cometer mutilaciones; a explotar vehículos y a instalar minas explosivas para evitar el avance de los cárteles rivales.
También explicó que la intención del CJNG es aprovechar la experiencia militar de los colombianos secuestrados para combatir con más fuerza a sus adversarios y fortalecer su predominio criminal.