París, 12 may. La Asamblea Nacional de Francia retoma hoy el análisis de iniciativas relacionadas con la eutanasia, definida aquí como “ayuda a morir”, en medio de desacuerdos sobre el sensible tema.
Lejos del consenso y con visiones religiosas, políticas y sociales encontradas, los diputados tienen ante sí dos proyectos, uno que suma apoyos y centra la atención en los cuidados paliativos y otro con divisiones que busca avanzar en el también llamado suicidio asistido.
Los debates en torno al espinoso asunto se detuvieron en junio del año pasado con la disolución de la Asamblea Nacional por el presidente Emmanuel Macron, y el regreso no puede estar más rodeado de polémica.
El objetivo de los defensores de la “ayuda a morir” es que este recurso sea aplicable por enfermos en fase terminal o con padecimientos incurables que no soporten el sufrimiento, a quienes se administraría una sustancia letal, no sin pasar antes por un filtro.
En el hemiciclo han sido presentadas más de tres mil enmiendas, con las discusiones previstas durante dos semanas y un voto solemne de la cámara baja previsto para el 27 de mayo.
Ayer, la ministra de Salud, Catherine Vautrine, prometió completar el proyecto que ya recibió el visto bueno de la Comisión de Asuntos Sociales de la Asamblea, en aras de lograr un mayor equilibrio.
La idea es avanzar por un camino bien estrecho para alcanzar el equilibrio entre los que quieren ir mucho más allá y los que dicen que los mecanismos existentes son suficientes, comentó al diario Le Parisien.
Vautrine aseveró que no se trata de una ley de eutanasia, en un intento de tranquilizar a los conservadores, recordando que no son muchos los casos elegibles y siempre bajo determinados cortafuegos.
Incluso dentro de las filas del oficialismo abundan las contradicciones y al parecer, para que pueda adoptarse una norma destinada a profundizar en Francia en la “ayuda a morir”, tendrán que unir votos partidos en la coalición de gobierno y la oposición de izquierda.