La región concentra un tercio de todos los homicidios en el mundo.
El aumento del crimen organizado ha devenido en un factor que limita el crecimiento económico y el desarrollo de los países latinoamericanos y caribeños, por lo que su erradicación «exige una acción urgente» que supone la implementación de soluciones trasnacionales concertadas, según se apunta en un informe técnico divulgado este lunes por el Banco Mundial (BM).
«El crimen organizado es uno de los problemas más urgentes de la región y debe estar en el centro de cualquier conversación sobre desarrollo. Si bien es un problema presente en muchos países y regiones del mundo, y su erradicación requerirá colaboración internacional y soluciones coordinadas más allá de las fronteras nacionales, la forma particular que toma en la región exige una acción urgente», refiere la investigación, que hace parte del Reporte Económico para América Latina y el Caribe.
El organismo internacional advierte de que «el crimen organizado plantea numerosos desafíos […] para el crecimiento económico», entre los que se cuentan asuntos como la reducción y la distorsión de la inversión por «la incertidumbre sobre derechos de propiedad», el efecto de la extorsión y la inseguridad sobre los precios, el uso de recursos públicos para financiar políticas de seguridad, en desmedro de las que están dirigidas a otras áreas como salud o educación; el narcotráfico, la minería ilegal, la pérdida de libertad en los territorios controlados por organizaciones delictivas y la infiltración de las instituciones públicas.
Retos, causas y panorama
El BM alerta que los retos para el desarrollo regional «se multiplican con la expansión del crimen organizado en la región a nuevos países e industrias, más allá de los países donde el narcotráfico y los grupos criminales han estado presentes por décadas, como Colombia, Brasil o México», al tiempo que puntualiza que estas entidades criminales «son parte de una vasta red internacional en la que grupos transnacionales de crimen organizado se involucran en una amplia gama de actividades ilegales».
En cuanto a las causas de la expansión del crimen organizado en América Latina y el Caribe, se indica que «si bien no es fácil determinar qué hay detrás», sí es posible identificar algunas causas, a saber: el incremento en la demanda mundial de cocaína, oro y el alza del tráfico de personas migrantes; la pandemia de covid-19, que fue utilizada por los grupos delincuenciales para extender su poder; el aumento del reclutamiento en sectores empobrecidos, la disponibilidad de armas y la emergencia de las criptomonedas y otras innovaciones tecnológicas.
A la fecha, la violencia letal en Latinoamérica es la más letal del mundo. Aunque solo concentra el 9 % de la población mundial, acumula un tercio de los homicidios. Otras regiones con niveles comparables de ingreso per cápita y desigualdad exhiben tasas ostensiblemente más bajas, lo que permite concluir que hay otros asuntos que explican las altas tasas de homicidio y victimización. Para el Banco Mundial, este exceso de homicidios está probablemente relacionado con la alta letalidad de la violencia ejercida por el crimen organizado.