La presión económica y política de EE.UU. podría dar paso a una unión entre Ottawa y Bruselas, a pesar de estar separadas por un océano, reporta Politico.
El compartido «dolor de cabeza» que está causando a la Unión Europea y Canadá las políticas de la Administración del presidente de EE.UU., Donald Trump, podría acercar a las partes hasta una eventual adhesión de Canadá al bloque comunitario europeo, informa Politico.
Varios expertos citados por el diario dijeron que tal escenario «es poco probable», pero «en realidad no es imposible». Además, a finales de febrero, la empresa canadiense de encuestas e investigación de mercados Abacus Data reveló que el 44 % de los canadienses están a favor de que su país se una a la UE. Otro 34 % de los ciudadanos encuestados se opuso a la idea.
En respuesta, desde Bruselas señalaron que se sienten «honrados con los resultados de dicha encuesta». Sin embargo, la principal vocera de la Comisión Europea, Paula Pinho, indicó que el artículo 49 del Tratado de la UE establece que solo las naciones europeas pueden adherirse al bloque comunitario.
Ser europeo, ¿es un estado mental?
A pesar de los comentarios de la portavoz de la CE, algunos expertos opinan que lo de estar separados por el océano Atlántico y miles de kilómetros de distancia no descarta que Canadá entre en la UE.
«Legal y formalmente un Estado europeo no está realmente definido y, mirando al pasado, hemos tenido Estados europeos que, de alguna manera, no se limitan al continente europeo«, dijo Giselle Bosse, profesora de apoyo a la democracia externa de la UE en la Universidad de Maastricht (Países Bajos).
En este contexto, la experta recordó que las naciones de la UE tienen territorios de ultramar en otras partes del mundo y añadió que «ser europeo es más bien un estado mental», por lo que se refirió a los canadienses como a «europeos especiales, en cierto modo».
El profesor de política europea en la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (Suiza), Frank Schimmelfennig, también comparte esa opinión. «Canadá sin duda calificaría», aseveró, señalando que la nación norteamericana «en muchos sentidos probablemente está más cerca de esos valores, instituciones y políticas europeas que muchos de los actuales países candidatos».
Falta de la «economía práctica»
Por su parte, el subdirector del Centro para la Reforma Europea, Ian Bond, considera que «sería extremadamente difícil argumentar que Canadá es un país europeo», e incluso si pasara la prueba de su «supuesta europeidad«, se toparía con el obstáculo de la «economía práctica» que superaría cualquier ventaja de su eventual membresía en la UE.
Es que al adherirse al bloque, Ottawa tendría que crear una frontera aduanera con EE.UU. y pasar a emplear todas las tarifas y regulaciones de la UE a los productos estadounidenses importados, lo que se volvería «increíblemente destructivo en términos económicos» para Canadá.