El director del Servicio de Inteligencia Exterior de Rusia, Serguéi Naryshkin, señaló que se registra un aumento de las actividades de la OTAN cerca de las fronteras rusa y bielorrusa.
Polonia y los países bálticos serían los primeros en sufrir las consecuencias de una posible agresión de la OTAN contra Rusia y Bielorrusia, que juntas conforman el Estado de la Unión, ha advertido el director del Servicio de Inteligencia Exterior de Rusia (SVR), Serguéi Naryshkin. Hizo esta declaración durante una rueda de prensa tras su reunión con el presidente bielorruso, Alexánder Lukashenko, este martes en Minsk.
«Ellos deberían entender, pero aún no entienden, que, en caso de una agresión de la Alianza del Atlántico Norte contra el Estado de la Unión, el daño recaerá sin duda sobre todo el bloque de la OTAN, pero en mayor medida y los primeros en sufrir serán los que tienen tales ideas en los círculos políticos de Polonia y de los países bálticos«, aseguró.
El alto funcionario destacó que los países mencionados «se distinguen por una alta agresividad, al menos en palabras, blanden constantemente sus armas, mientras que Polonia ha llegado incluso al extremo de anunciar planes de instalar alrededor de 2 millones de minas antitanque a lo largo de las fronteras con Bielorrusia y la provincia rusa de Kaliningrado y desea, espera y anhela recibir también armas nucleares estadounidenses».
Naryshkin calificó de «tristes» las actividades de Polonia y los países bálticos y subrayó que «ellos simplemente no pueden comprender que el aumento de la actividad militar cerca de las fronteras de Rusia y Bielorrusia fue uno de los factores, una de las razones de la actual gran crisis, grave y muy peligrosa, en el continente europeo».
Kiev y Europa no quieren poner fin al conflicto
En este contexto, el jefe del SVR señaló que Moscú y Minsk han notado el crecimiento de las actividades de la OTAN cerca de las fronteras rusa y bielorrusa, mientras que varios países europeos —especialmente Francia, el Reino Unido y Alemania— están aumentando el nivel de escalada en torno al conflicto ucraniano.
En cambio, la actual Administración estadounidense tiende a «comprender y profundizar en las causas de la crisis ucraniana», mientras Moscú y Washington mantienen «un diálogo intensivo a distintos niveles».
Naryshkin recordó que Rusia aceptó la propuesta del presidente de EE.UU., Donald Trump, de declarar una moratoria de 30 días a los ataques a las instalaciones de infraestructura energética rusas y ucranianas y «está cumpliendo plenamente con sus obligaciones».
«No obstante, no se puede decir lo mismo del Ejército ucraniano. Es más, ataca las instalaciones de infraestructura energética en Rusia casi a diario», denunció, al concluir que el régimen de Kiev no quiere que el conflicto finalice. Explicó que solo en estado de conflicto militar las actuales autoridades de Kiev podrán conservar sus cargos y no tener que rendir cuentas por sus decisiones criminales ante su pueblo.
Solución pacífica
El alto funcionario añadió que los objetivos estratégicos de Rusia tras el fin del conflicto «siguen siendo los mismos».
«Los términos del acuerdo de paz prevén, por supuesto, un estatus neutral y sin armas nucleares para Ucrania, la desmilitarización y desnazificación del Estado ucraniano, y la abolición de todas las leyes discriminatorias adoptadas tras el golpe de Estado de 2014», recordó.
Y «por supuesto, el reconocimiento tanto de la soberanía como de las fronteras territoriales actuales de la Federación de Rusia», concluyó.
- A finales de marzo, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, declaró que Moscú está a favor de resolver el conflicto en torno a Ucrania por «medios pacíficos, pero eliminando las causas profundas que condujeron a la situación actual». «Necesitamos, por supuesto, garantizar la seguridad de Rusia a largo plazo», agregó.