Por miedo a ser deportados, estudiantes extranjeros en Estados Unidos recurren a la autocensura

Así lo afirma el diario ‘Washington Post’, que publicó un artículo sobre los efectos que tiene en la vida de los universitarios la revocación de visas y la expulsión del país por parte de la Administración de Donald Trump a estudiantes extranjeros que critican las acciones de Israel en Gaza.

 

«Algunos han borrado o desactivado sus perfiles en redes sociales. Otros han dejado de salir del campus universitario o de asistir a manifestaciones. Y muchos temen hablar en clase, preocupados por si dicen algo incorrecto, ya que podrían perder repentinamente su oportunidad de estudiar en este país», se lee en la publicación del medio estadounidense.

En días pasados, la Justicia de EEUU dictaminó que un estudiante de la Universidad de Columbia, Mahmud Jalil, cuyo caso se ha vuelto una causa célebre para activistas de la libertad de expresión, era elegible para ser deportado, después de que la Administración Trump lo arrestara el mes pasado argumentando que era una «amenaza» para la seguridad nacional por sus críticas a las acciones del Gobierno de Benjamin Netanyahu en Gaza y su alineamiento con la causa palestina.

Desde mediados de marzo, el número de estudiantes y académicos extranjeros residentes en EEUU cuyas visas han sido revocadas, sus expedientes federales cancelados, o ambas cosas, ha ascendido a casi 1.000, según indicó la Asociación de Educadores Internacionales.

Sin embargo, consigna la publicación, la Asociación Americana de Abogados de Inmigración estima que el número de permisos de estudiantes internacionales cancelados podría ser mucho mayor, al menos 4700, desde la investidura de Trump el pasado enero.

A la vez, el presidente estadounidense ha rescindido o limitado la ayuda financiera a numerosas universidades y casas de estudio del país, aduciendo, entre varios otros argumentos, que sus programas de estudio incluyen profesores con «agendas extremistas».

«A medida que aumentan las cifras, los académicos no ciudadanos en estados demócratas y republicanos, tanto en escuelas privadas como públicas de élite, han cambiado sus rutinas diarias, preocupados porque podrían ser los siguientes [en ser deportados]», alerta el diario.

Bernardo De Oliveira Geissmann, estudiante internacional de ingeniería mecánica en la Universidad Estatal de Arizona, le dijo al Washington Post que tanto él como otros miembros de la Asociación de Estudiantes Brasileños de la universidad han recibido noticias de estudiantes cuyas visas han sido revocadas.

«Sinceramente, estoy asustado», confiesa. Esto le ha hecho dudar sobre los riesgos de exteriorizar sus opiniones políticas.
«No soy extremista en ningún sentido, pero ya no sé qué se considera libertad de expresión y qué se considera una amenaza para el Gobierno de EEUU. Creo que todos piensas lo mismo», se lamenta.

«La sensación es que potencialmente todos podrían ser blanco de ataques, lo que crearía un impacto extraordinariamente paralizante en todo Estados Unidos», dice en la nota Veena Dubal, consejera general de la Asociación Estadounidense de Profesores Universitarios y profesora de Derecho en la Universidad de California en Irvine.

Por su parte, el Gobierno de Trump afirma que está deteniendo y deportando a estudiantes y profesores extranjeros que incurren en el antisemitismo y aquellos que son simpatizantes de grupos que considera terroristas, como el movimiento palestino Hamás.

Sin embargo, activistas y numerosos políticos demócratas advierten que las deportaciones incluyen a cualquiera que sea crítico de Israel y tenga una postura empática con los palestinos, y que la «persecución» que afirman el Gobierno de Trump está llevando a cabo sobre disidentes de su política oficial está siendo utilizada para acallar potenciales críticos de la administración republicana.

 

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