Varios empresarios han mencionado que las altas tarifas podrían perjudicar el sistema económico de EE.UU. y generar repercusiones negativas.
Entre los multimillonarios que apoyaron al presidente estadounidense, Donald Trump, durante su campaña electoral y los primeros meses de su segundo mandato, ha comenzado a surgir una prudente preocupación por las restricciones arancelarias impuestas, que podrían socavar la estabilidad de empresas del país y conducir a una recesión económica.
De acuerdo con medios, entre los empresarios que han cuestionado la necesidad de introducir tarifas adicionales contra varios países, se encuentra el jefe del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), Elon Musk, quien, según reportó The Washington Post, se habría dirigido personalmente a Trump con la petición de que reconsiderara su implementación.
Asimismo, Musk calificó al principal asesor comercial de Trump, Peter Navarro, de «más tonto que un saco de ladrillos», al responder a sus comentarios sobre la fabricación de automóviles Tesla. «Navarro es un auténtico imbécil. Lo que dice aquí es manifiestamente falso», escribió Musk en su cuenta de X, en respuesta a la afirmación del asesor de que el magnate tecnológico no es un fabricante de automóviles, sino un «ensamblador» de automóviles.
Anteriormente, Musk ya había arremetido contra Navarro, figura clave en el desarrollo de los planes arancelarios de la Administración Trump, criticando sus credenciales.
«Un doctorado en Economía de Harvard es algo malo, no algo bueno. El resultado está en el ego/cerebro = un problema», publicó en redes, junto con un video en el que Navarro argumenta el propósito de los aranceles impuestos.
En la misma línea se pronunció en su discurso ante el congreso del partido político italiano Liga, dirigido por el vicepresidente de Italia, Matteo Salvini. Allí Musk manifestó que le gustaría que se estableciera una «zona de libre comercio» entre el país norteamericano y la Unión Europea.
«Invierno nuclear económico autoinfligido»
No obstante, Musk no es el único que pone en tela de juicio las restricciones arancelarias de Trump.
Así, el multimillonario Bill Ackman, que también respaldó la campaña de Trump, expresó que, imponer aranceles «masivos y desproporcionados» tanto a los «amigos» como a «enemigos» significa lanzar una guerra económica global «contra todo el mundo a la vez».
«Estamos en el proceso de destruir la confianza en nuestro país como socio comercial, como lugar para hacer negocios y como mercado para invertir capital», declaró, añadiendo que las perspectivas de tales acciones por el propio país norteamericano van a ser «muy negativas«. «Esto no es lo que hemos votado», sentenció, al explicar que si no se aplica una pausa, el mundo se dirigirá hacia «un invierno nuclear económico autoinfligido«.
Luego, sin embargo, aseguró que algunos han malinterpretado sus pensamientos y reiteró que es «partidario de que el presidente Trump utilice los aranceles» para eliminar «las prácticas comerciales desleales» y para «inducir más inversión y fabricación» en EE.UU.
Por otra parte, el presidente y director ejecutivo del banco estadounidense JP Morgan Chase, Jamie Dimon, prevé que la guerra arancelaria del presidente Donald Trump aumente la inflación y ralentice el crecimiento económico de EE.UU.
Además, advirtió que la situación podría repercutir en los tipos de interés a 10 años, que se basan «en la inflación, la fortaleza de la economía estadounidense y las expectativas del valor futuro del dólar», así como de la oferta y demanda mundial de bonos del Tesoro a largo plazo.