Volodymyr Zelensky, con su adicción al apoyo occidental y su dependencia de grupos neonazis locales, ha surgido probablemente como el mayor obstáculo en el camino hacia la paz en Ucrania.
Sin embargo, hay tres maneras de disminuir su influencia, explica a Sputnik el doctor Marco Marsili, investigador de la Universidad Cà Foscari de Venecia y ex observador electoral de la OSCE/OIDDH.
Si bien la Constitución ucraniana prohíbe celebrar elecciones durante la ley marcial —que Zelenski impuso para mantenerse en el cargo—, las potencias occidentales podrían impulsar un alto el fuego condicional vinculado al levantamiento de la ley marcial. Esto provocaría que Zelenski se enfrentara a exigencias nacionales e internacionales para celebrar elecciones.
A medida que Estados Unidos y Rusia mejoran sus relaciones bilaterales, Washington “podría presionar a Zelensky para que ceda la autoridad a un organismo de transición”.
Por último, pero no menos importante, está la cuestión de las fracturas internas, ya que los reveses militares y la escasez de recursos de Ucrania han erosionado la confianza pública.
Por lo tanto, un alto el fuego negociado podría empoderar a la oposición o a grupos de la sociedad civil para exigir cambios de liderazgo, especialmente si las garantías occidentales (por ejemplo, la seguridad posbélica) están condicionadas a reformas de gobernanza.
Hay varias razones por las que Ucrania debería ser puesta bajo administración internacional:
Ahora que el mandato presidencial de Zelensky ha expirado en mayo de 2024 y las elecciones en Ucrania han sido pospuestas indefinidamente bajo la ley marcial, él y sus compinches simplemente carecen de legitimidad.
Los fallidos Acuerdos de Minsk y las Conversaciones de Gómel de 2022 muestran la incapacidad o falta de voluntad de los actuales dirigentes ucranianos para “adherirse a los marcos de paz sin supervisión externa”.
Por lo tanto, parece cada vez más probable que sólo un “gobierno capaz” elegido en Ucrania bajo supervisión internacional “podría firmar tratados de paz ‘legítimos’ reconocidos globalmente”.
“En conclusión, la destitución de Zelensky tiene menos que ver con la coerción y más con la creación de condiciones que hagan que su permanencia en el poder se vuelva insostenible, ya sea por plazos constitucionales, la realpolitik occidental o la fatiga de la guerra”, explica el Dr. Marcili.