«A medida que [otros países] mejoraban en el extremo inferior de la cadena de valor, también empezaron a alcanzarnos en el superior. Nos apretaron desde ambos extremos», señaló J.D. Vance.
El uso de «mano de obra barata como una muleta» ha perjudicado a la innovación a escala mundial y ha permitido a los rivales de EE.UU. ponerse al día, afirmó el martes el vicepresidente estadounidense, J.D. Vance, durante un discurso sobre tecnología e inteligencia artificial, informa Fox News.
Dos errores graves
Según Vance, los dos principales defectos del enfoque tradicional de la globalización que provocaron su colapso son creer que el diseño y la producción pueden separarse y subestimar la dependencia de la mano de obra barata en perjuicio de la innovación.
La primera idea errónea es pensar que los procesos de fabricación y diseño pueden separarse geográficamente sin consecuencias. La idea original era que los países más ricos harían el trabajo de diseño y los más pobres gestionarían la producción; sin embargo, a medida que las regiones manufactureras se desarrollaron, también empezaron a despuntar en el campo del diseño, lo que creó una desventaja competitiva para los países que trasladaron su producción al extranjero.
Como ejemplo de ellos mencionó el iPhone de Apple, diseñado en California pero fabricado en China, donde, si las personas que lo fabrican pierden sus empleos, pueden diseñar fácilmente esos productos, porque ya tienen las competencias necesarias. «Resulta que, a medida que [otros países] mejoraban en el extremo inferior de la cadena de valor, también empezaron a alcanzarnos en el superior. Nos apretaron desde ambos extremos«, comunicó.
En segundo lugar, alertó de los efectos negativos de depender de la mano de obra barata, a la que se refirió comouna «muleta que obstaculiza la innovación».
«Incluso podría decir que es una droga a la que se volvieron adictas demasiadas empresas estadounidenses. Ahora bien, si se puede fabricar un producto de manera más barata, es mucho más fácil hacer eso que innovar. Y ya sea que deslocalizáramos fábricas a economías con mano de obra barata o importáramos mano de obra barata a través de nuestro sistema de inmigración, la mano de obra barata se convirtió en la droga de las economías occidentales», sostuvo Vance.
El futuro de la globalización
La inteligencia artificial y la tecnología no deben generar temor porque no quitarán puestos de trabajo, sino que crearán nuevas oportunidades, afirmó Vance, mencionando la proliferación de cajeros automáticos en los años setenta, que no privó de trabajo a los cajeros de los bancos, sino que creó perspectivas para otro tipo de actividades, «tareas más interesantes».
Al asumir la presidencia de EE.UU., Donald Trump anunció una inversión privada de 500.000 millones de dólares en el sector de la inteligencia artificial. En colaboración con gigantes tecnológicos, el mandatario presentó el proyecto Stargate, que promete revolucionar la industria. Sin embargo, la iniciativa generó una serie de interrogantes sobre sus posibles repercusiones.