Petro arriesga su legado en un año decisivo para poner «el Gobierno en manos del pueblo»

La consulta popular es la última carta del mandatario colombiano para salvar sus reformas al trabajo y a la salud.

«Le toca al pueblo romper ese bloqueo institucional», lanzó el presidente de Colombia, Gustavo Petro, la noche del martes en una especie de búmeran que amenaza con trastocar todos los parámetros entre los poderes del Estado. Era su llamado a una consulta popular.

Un mecanismo de participación ciudadana comunicado por Petro luego de que ocho legisladores de la Comisión Séptima del Senado de la República presentaran una ponencia de archivo de su reforma laboral, la enésima zancadilla a sus propuestas más ambiciosas.

El objetivo de Petro, según lo esbozó en una alocución presidencial, es que la población colombiana responda si está de acuerdo con sus reformas laboral y de salud, aunque también mencionó la pensional, la única que le han aprobado y que puede ser aniquilada por la Corte Constitucional.

«Este Gobierno no va a dar marcha atrás en las reformas, pero sin bobería», afirmó el mandatario flanqueado por sus ministros y representantes de sectores sociales. «Ya sabemos que las hunden cada vez que presentemos las reformas», deploró.

Rotura definitiva

Como acostumbra, Petro ha publicado un sinfín de mensajes en X, una red social que así como los medios de comunicación, ha centralizado el debate en Colombia en su anuncio. Ha criticado a políticos, a medios y ha ratificado el quiebre total con el Congreso.

«Una estrategia válida, legal, pero que marca el desinterés de tramitar los proyectos de ley del Gobierno y sobre todo de evitar a toda costa que pasen a discusión«, estima Camilo Cruz Merchán, doctor en Ciencias Políticas, acerca del accionar opositor.

El martes inclusive hubo festejos por lo acontecido en la Comisión Séptima. «Reforma laboral virtualmente hundida, ahora vamos por la salud. ¡Grandes héroes!», escribió la congresista Katherine Miranda poco después del mediodía. En la noche la relación ya se dio por rota.

«Obviamente cada uno de estos personajes desea mostrar su fuerza electoral y esa es una cosa con la que al final Petro ha jugado toda su carrera política», opina Cruz en entrevista con RT.

El factor comicial

Aunque la persona que reemplace a Petro se elegirá en 2026, el cronograma ya ha obligado a ciertos funcionarios a allanar el camino para ello. Para muchos analistas nada de lo que ha pasado en las últimas horas, tanto en el Capitolio Nacional como en la Casa de Nariño, puede entenderse sin el elemento de las urnas.

«Cualquier acción que hagan los políticos va a ser leída en ese contexto. Es decir, seguramente en otro momento los congresistas hubieran utilizado otro tipo de estrategia, la dilación, la falta del debate, la inasistencia para hundir el proyecto. Pero en un año electoral, obviamente hacer estos ‘shows’ mediáticos, disputar el poder con la Presidencia, tiene que ver con ese proceso electoral», estima Cruz.

Para Petro también resulta axial esta medida, pensada como una opción que le permita resguardar dos de sus grandes reformas y así amasar su legado, cuando cada vez está más cerca del cierre de su mandato, en agosto del próximo año. «No hemos querido defraudar esa ilusión y esa esperanza del pueblo», admitió.

«Detrás de esto hay una intención de movilizar a sus bases para mostrar fuerza, músculo frente al Congreso«, proyecta Cruz.

Lo que se juega

Sin embargo, para el primer jefe de Estado contemporáneo de tintes progresistas, en Colombia, la consulta popular representa más que un salvavidas para su herencia política, significa un peligro para su propia representatividad.

El politólogo colombiano lo compara con el ‘brexit’ del Reino Unido, que no solo se tradujo en la salida de las islas de la Unión Europea, sino que desembocó en el mayor fracaso del primer ministro británico, David Cameron, y su ulterior dimisión del cargo.

«Puede terminar siendo un referendo sobre el funcionamiento del Gobierno más que una votación en torno a las reformas», anticipa Cruz. «Y con la desventaja de que la campaña política tiene que ir destinada a dos cosas: primero, obviamente a ganar, a obtener mayoría a favor de la reforma, pero en segundo lugar, a movilizar que las personas salgan a votar», advierte.

La norma estipula que la consulta popular requiere, para ser vinculante, del 33 % de participación del censo electoral válido, es decir, unas 13 millones de personas. «Un número altísimo de participación», aclara el experto. «En Colombia muy pocas iniciativas han logrado tener una movilización tan alta del electorado», agrega.

En 2022, luego de la segunda vuelta que hizo presidente a Petro, el líder de la coalición del Pacto Histórico sacó casi 11,3 millones de votos, la marca más alta para la izquierda colombiana.

La hora de Petro

El desafío es colosal. Una vez el Ejecutivo oficialice su convocatoria a consulta popular, el plenario del Senado tiene que revisarla y podría rechazarla. En ese escenario, tendría que ser la ciudadanía quien inicie otro proceso para que se lleve a cabo.

En caso de que el Senado dé el visto bueno a la pregunta seleccionada por el gabinete, Petro tendrá que sobrepasar su faceta gubernamental y retomar su lado más sobresaliente, el de agitador de masas.

«Puede ganar la posibilidad de movilizar electorado, de reunificar sus bases, de evitar la fractura dentro de la izquierda que se ha marcado, por ejemplo, con las tensiones que ha tenido en el último reacomodo de su Gobierno», explica Cruz.

Alude al primer consejo de ministros televisado, que detonó una crisis intestinal y arrojó una serie de renuncias, incluida la de la exministra de Ambiente, Susana Muhamad, quien suena como posible sucesora de Petro.

«Entonces puede ser una medida para unificar en el marco de una nueva tensión política nacional. Sin duda, sigue teniendo confianza en su capacidad de movilizar electorado, de movilizar presión social», señala Cruz.

La mañana del miércoles el presidente del Senado, Efraín Cepeda, declaró a W Radio que «si el pueblo no valida» las reformas sociales, «queda desinstitucionalizado» el Ejecutivo. «Me arriesgo. Pongo el Gobierno en manos del pueblo», respondió Petro. El duelo está establecido.

 

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