Meses después de haber decretado una amnistía para regularizarlos, el presidente ecuatoriano Daniel Noboa eliminó el beneficio. Analistas consultados por Sputnik señalaron que los migrantes venezolanos habían sido utilizados por el mandatario como «táctica electoral» y advirtieron que la política exterior ecuatoriana es definida «por EEUU».
A pesar de que había manifestado su apoyo explícito a la oposición venezolana e incluso alentado manifestaciones contra Nicolás Maduro en Ecuador, el presidente Daniel Noboa decidió derogar la «amnistía migratoria» que él mismo había otorgado a los migrantes de dicho país en agosto de 2024.
A través de un decreto firmado el 11 de marzo, Noboa dejó sin efecto el régimen especial que había otorgado a los migrantes venezolanos para que regularizaran su situación en un plazo de ocho meses. Además, el mandatario ordenó que Ecuador denuncie el Estatuto Migratorio con Venezuela, un protocolo aprobado en 2010 que regulaba el tránsito entre ciudadanos de ambos países.
La decisión se da en pleno período electoral y a días de que Noboa cuestionara públicamente al presidente Maduro por suspender la repatriación de migrantes venezolanos deportados de EEUU, en el marco del nuevo diferendo entre Washington y Caracas por la situación de la petrolera Chevron.
¿Uso político de los migrantes?
«Noboa utilizó tanto a los migrantes venezolanos como a la supuesta causa democrática de la oposición venezolana como una herramienta de ataque electoral al correísmo», dijo a Sputnik el analista político Decio Machado.
Para el experto, Noboa buscó en los últimos meses mostrarse abierto a recibir a migrantes opositores al Gobierno de Maduro como «una táctica» que le permitiera beneficiarse electoralmente, al tiempo que buscaba «vincular» a la candidata de Revolución Ciudadana, Luisa González, con la Administración venezolana.
Si bien consideró que esa estrategia puede haberle resultado beneficioso para captar a «un votante blando» del correísmo, comenzó a dejar de funcionar en la medida en que la apelación al país latinoamericano se volvió demasiado recurrente en el escenario político nacional. «Esa bala ya se disparó y volver a dispararla va a causar evidentemente menos efecto», apuntó.
También en diálogo con Sputnik, el analista ecuatoriano Orlando Pérez recordó que para Noboa «fue muy útil» apostar por los migrantes venezolanos que «buscaban un tratamiento especial y a veces incluso privilegiado» como parte de su postura en contra de Maduro.
«Ahora ya no le sirve porque la situación en Venezuela ha cambiado y miles de venezolano han regresado a su país en el último año, por lo que obviamente cambia de postura», afirmó el experto.
Pérez cuestionó además que esta preocupación por los migrantes solo se ha dado «durante procesos electorales», ya que «para la derecha ecuatoriana los migrantes solo han sido una herramienta político-electoral perversa».
Los intentos de imitar a Trump
Al tiempo que Noboa recula en su política, la medida puede ser leída como un nuevo guiño a las medidas migratorias del presidente estadounidense Donald Trump.
Para Machado, detrás de este tipo de acciones pueden identificarse «las orejeras grandes que tiene Noboa y que le hacen mirar únicamente hacia EEUU, donde además pasa más de la mitad de su tiempo».
El analista remarcó que el mandatario ecuatoriano ha demostrado tener «un afán por repetir las políticas de Trump» en términos de política exterior, como cuando anunció aranceles a productos mexicanos tan solo horas después de que el inquilino de la Casa Blanca hiciera lo mismo.
Pérez, por su parte, fue más allá: «Hace tiempo que la política exterior de Ecuador no se define en Ecuador. Cuando Lenín Moreno (2017-2021) decidió invadir la Embajada de Ecuador en Londres (para detener al activista Julian Assange) esa decisión vino de EEUU; cuando Guillermo Lasso (2021-2023) firmó acuerdos militares y comerciales con Washington, esa decisión vino de EEUU, y cuando Noboa invadió la Embajada de México en Quito, esa decisión seguramente también se tomó en EEUU».
El experto remarcó que Ecuador «perdió» la capacidad de establecer una política exterior «soberana», por lo que no sorprende que los temas migratorios en el país «sean abordados en función de lo que plantee Trump».