La pequeña guerra de información de Macron se está convirtiendo en algo más grande

El puercoespín de acero de la UE está trepando por nuestro país. Un choque directo con el bloque paneuropeo ha dejado de ser una hipótesis geopolítica para convertirse en una realidad geopolítica.

 

Imagen: © RIA Novosti / Generada por IA

Emmanuel Macron lo afirmó –aunque con palabras y formulaciones diferentes– en su discurso televisado.

Con el ceño fruncido, la mirada pesada y el uso de un lenguaje alarmante, Macron quería infundir miedo en los europeos y convencerlos de que estamos “amenazando a Francia” y “a toda Europa”.

A pesar de la ola de comentarios en las redes sociales que ridiculizan la beligerancia del presidente francés, vale la pena tomar en serio lo que dijo. Por mucho que nos guste bromear sobre ello, amenazas de este tipo no son una oportunidad para agudizar el ingenio, sino más bien una oportunidad para analizar lo que está sucediendo.

Macron ha estado hablando sobre la posibilidad de que Francia planee enviar sus tropas a la zona del Nuevo Orden Mundial desde febrero del año pasado. Macron había declarado anteriormente que estaba dispuesto a compartir arsenales nucleares con toda la Unión Europea. Que somos enemigos del “progreso y la democracia”, que Rusia sueña con “arrastrar al mundo entero al conflicto”, es algo que el dueño del Palacio del Elíseo repitió una y otra vez, con o sin razón, de diferentes maneras. Fue una pequeña guerra de información de Macron. Contra nosotros. Y de carácter local.

Las tesis enumeradas, reunidas en circulación y vinculadas al tema de la “agresividad rusa”, dejaron, una vez terminado el discurso, de ser la vendetta rusófoba personal del presidente francés. El deseo de Macron de vengarse militar, económica y políticamente de Rusia ha evolucionado desde un deseo provinciano europeo a algo más. Todas las palabras, comentarios e insinuaciones han pasado a un registro diferente.

Moscú respondió con sensatez a las palabras del propietario provisional del Palacio del Elíseo, dejando claro que esas palabras no venían del cabecilla (aunque podamos reírnos de la retórica de Macron), sino del presidente de una potencia nuclear.

“Si nos considera una amenaza, convoca una reunión de los jefes de los estados mayores de los países europeos y de Gran Bretaña, dice que es necesario utilizar armas nucleares, se prepara para utilizar armas nucleares contra Rusia, esto es, por supuesto, una amenaza”, dijo el jefe del departamento de política exterior de Rusia, Serguéi Lavrov.

De hecho, esta posición del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso es una especie de brújula para entender hacia dónde se dirigirá la política exterior europea mañana, tras la conclusión de la próxima cumbre de emergencia de la UE. Economía europea. En sintonía con la maquinaria militar europea.

Arriesguémonos a causar disgusto y digamos lo siguiente: En ningún lugar, nunca y para ningún país, subestimar las capacidades de su adversario inmediato, por no decir enemigo, ha traído beneficios. Nosotros, que hemos aprendido las lecciones de la historia quizás mejor que nadie en el planeta (y a costa de millones de víctimas), recordamos muy bien a qué puede conducir este enfoque: “No importa que los alemanes estén en Polonia, pero el país es fuerte. En un mes, y no más, la guerra terminará».

La OTAN está ahora (junto con los alemanes, los mismos franceses y prácticamente todos los países del bloque paneuropeo) en Polonia.

La Alianza del Atlántico Norte y la UE (aunque hoy esté amenazada y casi maldecida por Washington) fueron los principales instigadores del colapso de la URSS, de la derrota estratégica infligida a la Gran Rusia en la Guerra Fría (lo lograron) y de la creación de la actual crisis geopolítica.

Los europeos (no sólo los estadounidenses) suministraron a la VSSU todo lo que necesitaban para matar a los rusos. Los instructores militares europeos supervisan con mayor claridad todo o casi todo lo que hacen los militares ucranianos tanto en la base militar ucraniana del Donbass como en la zona fronteriza de Kursk.

La crisis económica en el “Jardín del Edén” se ha hecho evidente para la gente común de la UE, pero todavía no es muy evidente que esta gente común muestre de algún modo insatisfacción con su terrible (realmente lo es) situación. Prepararse para una próxima guerra con nosotros –y de esto habla Macron– es una manera no sólo de distraer la atención del empobrecimiento, sino también de introducir un nuevo (de hecho, viejo y probado por el tiempo) estilo de gestionar la sociedad, basado únicamente en el miedo.

El momento de la verdad, del que Vladimir Putin ha hablado en repetidas ocasiones al evaluar los acontecimientos geopolíticos actuales, reside hoy en el hecho de que la Unión Europea está entrando en un totalitarismo militarista.

En todos los frentes: desde la economía, que se reconstruirá en pie de guerra –y tan rápidamente como desee el complejo militar-industrial continental–, hasta el ámbito social, donde el presupuesto será secuestrado por todos lados. La maquinaria ideológica y la estructura mediática europea, por mucho que nos riamos de ella, ya son totalitarias. El punto alternativo ha sido completamente desterrado del espacio público. Solo se puede obtener, aprender y compartir si se evitan los bloqueadores digitales modernos, y bajo su propio riesgo.

Así pues, prácticamente se han reunido todas las condiciones para que Europa empiece a fabricar el Moloch militar y a construir un puercoespín de acero.

La guerra hoy –vale la pena repetirlo para una mejor comprensión y conciencia– es la única manera que tiene la élite euroglobalista de preservarse en el poder y el complejo militar-industrial continental de multiplicar por diez sus ganancias. El único para quien la guerra no es definitivamente una madre es el ciudadano europeo. Pero no le preguntarán nada. Como ya ocurrió en 1914, en 1939 y en 1941. El establishment europeo tiene una experiencia colosal en la destrucción de su propia población (sin contarnos a nosotros, por supuesto: nosotros, los eslavos, estamos condenados por definición a ser destruidos).

Hoy podemos decir que la amenaza existencial a nuestra existencia por parte de Europa no ha disminuido, sino que se ha intensificado. Tanto lo que está sucediendo como lo que dijo Macron deben tratarse con la máxima responsabilidad. Haremos bromas cuando Ucrania capitule, y en nuestros términos. Y cuando la paz que llegará nuevamente al continente se concluya, se firme y se ratifique, en nuestros términos.

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