El presidente exigió la dimisión de Axel Kicillof, gobernador de la provincia de Buenos Aires y principal figura opositora al Ejecutivo. En medio de una ola de inseguridad en el distrito más poblado del país, el mandatario pidió intervenir el distrito. «Pone en jaque la base del sistema democrático», dijo a Sputnik un analista.
Javier Milei llamó a intervenir la provincia de Buenos Aires e instó a su gobernador a dimitir. El presidente cargó contra Axel Kicillof y lo responsabilizó por la oleada de inseguridad y violencia que atraviesa el distrito más importante del país, donde residen más de 17 millones de personas, un tercio de la población nacional.
«Dado que la provincia es un baño de sangre (…) y usted claramente no puede resolverlo (…) si le interesa el bienestar de los bonaerenses córrase del camino [esto es, renuncie] y déjenos intervenir la provincia», escribió el mandatario en sus redes sociales.
El comunicado arriba tras una oleada de crímenes que azotaron al conurbano bonaerense, la geografía más densamente poblada del país austral, donde viven más de 10 millones de personas. En apenas 72 hs se registraron 3 asesinatos, incluyendo el de una niña de 7 años que murió durante un robo perpetrado por dos menores de edad, uno de los cuales tenía antecedentes penales.
La respuesta no tardó en llegar. Durante una conferencia de prensa, Kicillof contestó que «en una actitud miserable y oportunista, Milei (…) decidió utilizar la tragedia con fines políticos y electorales». Además, el dirigente redobló la apuesta y dijo que «Milei es el principal responsable del narcotráfico».
El hecho reviste relevancia institucional y política de primera magnitud. Por un lado, se trata del primer llamamiento abierto a la intervención federal de una provincia por parte del libertario. En segundo lugar, el destinatario no es cualquier gobernador: Kicillof, el principal referente opositor con peso territorial, se perfila como un candidato «natural» a disputar la presidencia en 2027, dado que no tiene posibilidad de ser nuevamente reelecto en su distrito.
La línea roja
«Si la política no reacciona esto puede sentar un precedente peligroso porque pone en jaque la base del sistema democrático, que es la elección popular de los gobernantes», dijo a Sputnik el analista político Santiago Giorgetta.
Según el experto, el llamado a una intervención federal y la exigencia de renuncia al mandatario provincial constituye «algo nuevo en la política argentina, que no estaba acostumbrada a una agresión de este tipo». De todos modos, el consultor apuntó que «está claro que el conflicto por la inseguridad daña la imagen del gobernador Kicillof: es el flanco más comprometido para un dirigente progresista como él».
Para Giorgetta, una intervención como la propuesta «no es factible ahora, pero con Milei no se puede prever nada porque las condiciones cambian constantemente». El experto resaltó que Axel Kicillof «cuenta con la legitimidad de haber sido reelecto en 2023 al frente de Buenos Aires, y es difícil que se concrete lo que pretende el Ejecutivo».
«Esto es llevar la política al barro de la discusión personal, tapando cualquier institucionalidad», apuntó el politólogo.
Un clavo para sacar otro clavo
Convencido de que la propuesta deslizada por el presidente no avanzará, Giorgetta consideró que el objetivo subyacente al mensaje propuesto por Milei es otro: insertar en la agenda pública un tema que desvíe el foco de atención del escándalo protagonizado por el mandatario semanas atrás, cuando promocionó la compra de la criptomoneda $LIBRA, que redundó en una estafa por más de 200 millones de dólares.
«El Gobierno sigue intentando correr la discusión política para evitar que se indague en la estafa del caso LIBRA», apuntó el analista. Sin embargo, para el consultor los potenciales efectos de la jugada oficialista son relativos: «esto puede desviar la atención por un tiempo, pero no mucho más que eso», aseguró el investigador.
«Hasta ahora, el presidente desplegó un menú de medidas para intentar desviar el foco de atención, que es lo que haría cualquier político. El Gobierno había perdido la agenda pública, mediática y de redes sociales, y este es un intento por revertir esa situación», destacó.
La lectura no es lineal. De acuerdo con el experto, la movida impulsada por la Casa Rosada podría redundar en un «tiro en el pie» para el Gobierno, habida cuenta de la virtual acefalía en la oposición, que ahora podría hallar en el gobernador bonaerense un referente común. «Esto puede unificar a la oposición detrás de la figura de Kicillof, terminando con tanto tiempo de disputas inconducentes», apuntó Giorgetta.