Los cambios en una guerra obligan a elegir un un bando y los europeos se plantean mover sus fichas al ver a Trump alinearse con Putin.
Siete días de intervenciones presidenciales en el conflicto entre Rusia y Ucrania han hecho realidad las pesadillas de los ucranianos y muchos de sus aliados, trastornando la relación transatlántica que ha sido la base de la seguridad europea desde 1945, observa el diario Politico.
Los políticos europeos están comenzando a comprender cuán profundamente ha cambiado su mundo: ahora deben lidiar con un EE.UU. que, en el mejor de los casos, es escéptico y, en el peor, hostil hacia el viejo mundo que representan.
Si había alguna duda persistente sobre hasta qué punto Trump estaba dispuesto a hacer enemigos en Europa, la terminó el martes por la noche cuando culpó a Ucrania de haber “iniciado” la guerra con Rusia.
“Ahora tenemos una alianza entre un presidente ruso que quiere destruir Europa y un presidente estadounidense que también quiere destruir Europa”, observó recientemente un diplomático europeo, que prefirió no ser identificado al discutir asuntos sensibles. “La alianza transatlántica ha terminado”, añadió.
Después de casi tres años de firme apoyo a Ucrania bajo la presidencia de Joe Biden, el nuevo mandatario en la Casa Blanca detuvo el respaldo de su país a Kiev.
Los sentimientos son devastadores para los europeos, pero consistentes con la hostilidad que Trump ha mostrado hacia el continente desde su regreso al cargo.