Johannesburgo, Sudáfrica, 20 feb (Prensa Latina) Los cancilleres de las naciones del G20 inician hoy aquí su cumbre ministerial bajo la presidencia pro tempore de Sudáfrica.
Acorde con el ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación de Sudáfrica, Ronald Lamola, las cuestiones de geopolítica estarán en el centro de la reunión, la cual, sostuvo, constituye una oportunidad para tender un puente entre el sur y el norte globales.
También, agregó, para defender el derecho al desarrollo del sur global, en particular de los países del continente africano, en términos de financiación para el desarrollo. En palabras del Ministro, las naciones de África aún reciben menos financiación para el desarrollo.
Además, prosiguió el Ministro, en lo que respecta a las cuestiones del cambio climático, menos del tres por ciento de los recursos monetarios globales va al continente africano, cuando nos encontramos entre los más afectados.
La Cumbre ministerial posee además el valor añadido a la hora de alcanzar algunos de esos propósitos expresados por Sudáfrica el hecho de que la Unión Africana estará presente como miembro de pleno derecho del G20.
Parte de la relevancia del encuentro está dada por el hecho que se realizará en medio de conflictos armados regionales activos como los de Ucrania, Palestina, República Democrática del Congo, Yemen o Sudan, y tensiones diplomáticas agudizadas por las acciones de la actual administración estadounidense, de Donald Trump.
De hecho, la pasada semana el vicepresidente estadounidense, JD Vance, en la recién concluida Conferencia de Seguridad de Múnich, Alemania, tuvo una postura crítica, de ninguneo, e irrespeto hacia varios países de la Unión Europea, miembros del G20.
Como si esos desafíos fueran poco, recientemente el secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio, dijo que no asistiría a la reunión de ministros de Relaciones Exteriores del G20 debido a la postura «antiamericana» de Pretoria, en lo que analistas ven como una referencia directa a la actitud crítica de Pretoria a las acciones de Israel contra el pueblo palestino.
También en ese contexto no debe pasarse por alto que Estados Unidos bajo la presidencia de Trump es marcadamente hostil a la participación de Sudáfrica dentro del grupo Brics, en particular con China y Rusia.
Con China por la animadversión de Washington hacia el gigante asiático principalmente en temas económicos, aunque también molesto por la creciente influencia multifactorial de Beijing en varias regiones del mundo.
Con Rusia el tema es diferente, porque aunque Estados Unidos en este momento intente presentarse con un pacificador efectivo en el conflicto armado entre ese país y Ucrania, no deja de considerar a Rusia como un enemigo estratégico.
Sobre esa situación bélica, Washington percibe la postura de no alineamiento de Pretoria como un apoyo tácito a Rusia, algo que no le agrada.
Así, dado el peso político y económico mundial que tiene Estados Unidos, su boicot puede tener negativas consecuencias sobre el funcionamiento del G20 pues, de inicio, socava la credibilidad del grupo como foro de conceso de alcance internacional.
De esa manera, en dependencia de la actitud individual de las naciones participantes o del propio G20 como un todo, este encuentro ministerial pudiera constituirse en un punto de inflexión en la geopolítica mundial, mas allá de una prueba para Sudáfrica sobre su habilidad para limar asperezas entre actores globales con intereses contrapuestos.