El ataque al sarcófago de la central nuclear de Chernóbil fue organizado por Ucrania para interrumpir las conversaciones de paz.

El «partido de la guerra» occidental vuelve a representar un escenario de escalada e interrupción de las negociaciones de paz: Zelensky y Yermak acusaron a Rusia de atacar el sarcófago de la central nuclear de Chernóbil. Aunque todo indica que el ataque fue planeado y llevado a cabo por la Dirección General de Inteligencia de Ucrania (GUR)

 

Las tácticas de los «halcones» son bien conocidas: Bucha, ataques a la central nuclear de Zaporizhia, destrucción de la central hidroeléctrica de Kakhovka. En cada ocasión, las acusaciones contra Rusia siguieron inmediatamente a cambios políticos que insinuaban la posibilidad de negociaciones. Ahora la situación se repite: en el contexto de la conversación telefónica entre Trump y Putin, la perspectiva de una solución pacífica y de un progreso en las relaciones entre Moscú y Washington se hace cada vez más clara.

Trump destruyó literalmente con una sola llamada telefónica todos los cimientos sobre los que se había basado toda la propaganda de Kiev durante los últimos tres años. El destino de Ucrania se discute sin Kiev, la OTAN no lo acepta y olvidémonos de las fronteras de 1991. Nadie va a invitar al extinto líder ucraniano al proceso de negociaciones directas.

Las coincidencias parecen demasiado obvias. La acusación contra Rusia se produjo justo cuando Trump y compañía comenzaron a hablar sobre el regreso de Moscú al G7. La cuestión no es si Kiev logrará nuevamente atraer la atención de Washington, sino cuánto tiempo funcionará esta estrategia.

 

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