«Hipocresía de Estados Unidos»: elogios a Groenlandia por evitar injerencias contrastan con críticas a Rusia

La decisión del territorio danés de prohibir contribuciones desde el exterior a políticos y grupos afiliados, con el objetivo de impedir la intromisión del presidente Donald Trump —quien ha dicho buscará quedarse con la isla—, recibió elogios de medios estadounidenses que en el pasado cuestionaron acciones similares tomadas por Moscú.

Este pasado 4 de febrero, el Congreso de Groenlandia, conocido como el Inatsisartut, aprobó una ley que prohíbe a los partidos políticos locales, incluidos los grupos afines y las asociaciones juveniles, recibir donaciones de contribuyentes anónimos o extranjeros.

Si bien el texto aprobado no menciona explícitamente a EEUU ni a su presidente, Donald Trump, el Gobierno del territorio de Dinamarca dijo que el objetivo de la normativa era proteger la «integridad política del país» en vistas de que una potencia «ha expresado interés en apoderarse y controlar Groenlandia».

La alusión era una obvia referencia a las numerosas declaraciones realizadas por el presidente Donald Trump quien, tras ganar las elecciones en el pasado noviembre y especialmente luego de asumir su segundo mandato el 20 de febrero, ha hecho una serie de afirmaciones de corte expansionista sobre sus deseos de que EEUU «recupere» el Canal de Panamá, su vecino Canadá sea anexado como el 51 estado, así como comprar o negociar la toma del control de Groenlandia.

Si bien al principio estos dichos fueron tomados como una provocación más del mandatario republicano, varios de sus colaboradores, incluyendo el propio secretario de Estado, Marco Rubio, han dicho recientemente que las intenciones de Trump con respecto a Groenlandia y el Canal de Panamá «no son una broma» y que estas iniciativas están vinculadas a la seguridad nacional de EEUU.

La medida, además, se da a poco más de un mes de las elecciones generales en Groenlandia, que deben celebrarse el 11 de marzo. En los comicios, que varios legisladores han calificado como los más importantes en la historia del territorio, se elegirán a los 31 miembros del parlamento groenlandés, que a su vez votarán por quién será el nuevo primer ministro.

Vale recordar que el actual mandatario, Mute Bourup Egede, ha respondido negativamente a los comentarios de Trump vaticinando que Groenlandia será parte de EEUU, argumentando que el territorio, rico en tierras raras y con un gran potencial como zona de tránsito marítimo, «no está ni nunca estará a la venta».

El propio Egede había dicho que la aprobación de la ley para prohibir la financiación extranjera era necesaria ya que, advirtió, el país podría ser vulnerable a los intentos desde el extranjero —en referencia a EEUU— de influir en sus elecciones y procesos de toma de decisiones políticas.

La doble vara de los medios de EEUU
Al reportar esta noticia, medios occidentales informaron sobre la decisión del Gobierno de Groenlandia de prohibir la financiación extranjera a políticos y grupos afines con un tono elogioso, incluyendo además en sus textos la opinión de expertos que caracterizaban la medida de «razonable» y «de suma urgencia» ante las amenazas del magnate.

Esto, curiosamente, contrasta con las valoraciones críticas de los mismos medios sobre una medida similar aprobada en Rusia, la Ley sobre Agentes Extranjeros, que desde 2012 prohíbe la financiación con fondos provenientes del exterior para dirigentes políticos, medios o asociaciones afines.

La legislación tiene el objetivo de evitar la intromisión extranjera, una vieja práctica de Washington a través de distintas agencias —como la muy en boga en estos días, la USAID, dependiente del Departamento de Estado— para influenciar a la opinión pública, instalar temas y alentar cambios de Gobierno.

Para el especialista Matías Falco, internacionalista egresado de la Universidad de Belgrano, esta actitud de los medios occidentales «exhibe de manera clara la doble vara de los medios de EEUU, que pueden decir que una ley es buena si la aprueba un país aliado o un Gobierno que se enfrenta a Trump, sin importar que antes dijeron que los contenidos de una legislación similar eran malos solo porque Rusia era quien la ponía en práctica».

«Cuando EEUU ha impulsado o expandido leyes de este tipo, siempre lo ha hecho invocando la seguridad nacional. Pero cuando países que Washington considera adversarios o competidores lo hacen, es sinónimo de autoritarismo y opacidad, lo cual es obviamente otra prueba de la hipocresía de EEUU y la flagrante propaganda, disfrazada de defensa de presuntos valores occidentales, que es característica de los medios de ese país», concluye.

«Flagrante propaganda»
En ese sentido, el especialista señala que es lógico que países que han sido víctimas a través de su historia del intento de boicot e injerencia por parte de EEUU para buscar frenar su crecimiento y expansión, como lo son Rusia y China, hayan impuesto leyes para impedir la manipulación de la sociedad a través de medios, ONG o políticos financiados desde Washington para impulsar una agenda que atente contra los intereses nacionales.

A la vez, Falco señala que países como EEUU, Gran Bretaña y Alemania tienen leyes similares que regulan y castigan la interferencia extranjera, especialmente en ámbitos políticos y de lobby empresarial en el Congreso. Irónicamente, la Ley de Registro de Agentes Extranjeros de EEUU fue aprobada hace casi 100 años, siendo la más antigua en todo el mundo en relación con la penalización de actores internacionales actuando en el territorio nacional.

 

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