MOSCÚ — El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, reafirmó la disposición de Moscú para buscar un equilibrio de intereses en la política internacional, incluso en medio del conflicto armado que continúa en Ucrania.
«Rusia está lista para un trabajo conjunto y honesto con el fin de equilibrar los intereses y potenciar las bases legales de las relaciones internacionales», afirmó Lavrov en un artículo publicado por la revista Russia in global affairs.
Saliendo al paso de aquellos que se oponen a la discusión de estos temas mientras continúa el conflicto en Ucrania, el canciller ruso recordó que los aliados comenzaron los debates sobre el orden posbélico en el fragor de la Segunda Guerra Mundial.
«La multipolaridad se está consolidando y Estados Unidos, en lugar de contrarrestar este proceso objetivo, podría en una perspectiva histórica previsible convertirse en uno de los centros del poder responsables, a la par con Rusia, China y otras potencias del Sur, Este, Norte y Oeste globales», sugirió el jefe de la diplomacia rusa.
En su artículo, Lavrov alertó de «una asonancia alarmante» entre el concepto de ‘EEUU por encima todo’ y la consigna similar del período hitleriano en Alemania, y supuso que «la apuesta por ‘establecer la paz mediante la fuerza’ podría enterrar para siempre la diplomacia».
El derecho internacional y el mundo multipolar
El campo occidental desprecia el orden basado en el rol central de la ONU y el derecho internacional, sostuvo el ministro.
«Desde un principio Occidente, que no se curó del síndrome de exclusividad y acostumbrado a actuar en el paradigma neocolonial, es decir vivir a costa de otros, despreció el sistema de relaciones entre países basado en el respeto al derecho internacional», señaló.
Rusia y la mayoría de miembros de la comunidad internacional, enfatizó, «nunca tuvieron problemas con el rol central de la ONU en los asuntos internacionales, con el orden basado en el genuino derecho internacional».
El jefe de la diplomacia rusa citó las palabras de Victoria Nuland, exsecretaria adjunta de Estado de la Casa Blanca, quien dijo una vez que los acuerdos de Yalta (febrero de 1945) no fueron buenos para Estados Unidos y no debieron ser aceptados.
«Esta confesión explica mucho el comportamiento de Estados Unidos en la arena internacional. Según Nuland, Washington se vio casi obligado a aceptar el orden mundial de la posguerra en 1945 y ya en esa época la élite estadounidense lo veía como una carga», puntualizó.
«Los instintos egoístas prevalecieron. Embriagado por la victoria en la guerra fría, el presidente estadounidense George H. W. Bush proclamó el 11 de septiembre de 1990 ante las dos cámaras del Congreso el surgimiento de un nuevo orden mundial, que para los estrategas estadounidenses significaba el total dominio de Estados Unidos en la arena internacional y una ventana de oportunidades completas para Washington para actuar de manera unilateral sin reparar en las limitaciones legales recogidas en la Carta de la ONU», consignó.
«El orden mundial con el papel central de la ONU cumple una función muy importante, asegura a todos contra una nueva guerra mundial. Es difícil no estar de acuerdo con la opinión de los expertos de que la ONU no nos llevó al paraíso, pero nos salvó del infierno», enfatizó.
«La ONU, como núcleo político del sistema Yalta-Potsdam, es una plataforma universal única para hallar respuestas colectivas a los desafíos comunes ya sea para el mantenimiento de la paz internacional o la contribución al desarrollo socioeconómico (…) Como escriben correctamente los científicos rusos, cualquier institución internacional es, ante todo, una forma de limitar el egoísmo natural de los Estados. Y en ese sentido, la ONU, con sus reglas recogidas en la Carta concordada y aprobada por consenso, no es una excepción», apostilló.