Brasil y China se consolidan como principales socios de Argentina pese a postura ideológica de Milei

En 2024, China y Brasil lideraron el intercambio con Argentina, que cerró el año con superávit récord en la balanza comercial por la caída de importaciones en medio de la recesión y el auge en Vaca Muerta. «Es fundamental potenciar el comercio a pesar de las diferencias ideológicas», dijo a Sputnik un experto.

Argentina alcanzó en 2024 un fuerte superávit de 18.900 millones de dólares en la balanza comercial, constituyendo el segundo más alto en 16 años a valores constantes (y récord histórico en términos nominales). Más allá de las idas y vueltas en las relaciones diplomáticas, Buenos Aires terminó de consolidar su estrecho vínculo económico con Brasil y China, inmune a las diferencias entre sus líderes.

Los números contrastan con los del año previo, cuando se registró un déficit de casi 7.000 millones. Naturalmente, el destacable resultado en términos macroeconómicos se explica a partir de dos razones: el salto en las exportaciones (19% mayor que en 2023) y el derrumbe de las importaciones (17,5% frente a 2023).

El primer capítulo se explica, centralmente, gracias al gran desempeño de los recursos naturales. El complejo agroindustrial se recuperó de la brutal sequía que lo azotó en 2023 —creciendo por encima del 25%-, derivando en que el 37% de las exportaciones totales del país respondiera a las manufacturas del sector y, además, otro 23% se explicara por la venta al exterior de productos primarios.

Además del desempeño del campo, otro sector registró un notable desempeño: el de hidrocarburos, referenciado en el yacimiento hidrocarburífero de Vaca Muerta (sur), que constituye la segunda reserva mundial de gas y la cuarta de petróleo no convencional a nivel global. Bajo su amparo, el sector energético creció un 22,3% respecto al año previo —con un fuerte salto del 40% en la venta de crudo— y explicó el 12,1% de las ventas del país al resto del mundo.

Además de reforzar las exportaciones, Vaca Muerta fue fundamental en la reducción de las importaciones: el abastecimiento interno de gas y combustibles llevó a que las compras de estos recursos al exterior se desplomaran en un 50%.

Por otro lado, la recesión hizo lo suyo. El derrumbe del consumo interno —como consecuencia del brutal ajuste desplegado por el Gobierno de Javier Milei— llevó a que la industria argentina dejara de demandar bienes intermedios y de capital, cuyas importaciones cayeron casi un 20% en cada caso.

Si algo demostró el año 2024 es que los vínculos económicos entre países trascienden a las preferencias personales de sus líderes. Si bien Milei descalificó en diversas oportunidades a Lula Da Silva y a Xi Jinping​, Brasil y China se consolidaron como los dos principales socios comerciales de Argentina.

En el primer caso, el intercambio alcanzó los 28.000 millones de dólares, siendo el principal destino exportador e importador. Por su parte, Pekín fue el tercer destino de los productos argentinos, pero primero a nivel importaciones. Estados Unidos se mantuvo en el tercer lugar, con un intercambio equivalente a 12.600 millones de dólares.

Alianza a prueba de agravios
«Brasil y China son estructuralmente los principales socios de Argentina, cuya relevancia excede al valor concreto del comercio. Por ejemplo: si bien el comercio con Brasil es deficitario, gran parte de nuestro empleo bien remunerado se explica por las exportaciones a su vecino. Un daño en esa relación sería muy costoso para nosotros», dijo a Sputnik el economista argentino Francisco Cantamutto.

El insoslayable vínculo estratégico entre Buenos Aires y sus dos mayores socios luce casi infranqueable. En diálogo con Sputnik, el analista internacional Rodrigo Ventura de Marco explicó que «pese a que en el último año ha habido un carácter muy errático en la conducta diplomática, los lazos económicos nunca se rompieron. Esto remarca la importancia de renunciar a anteojeras ideológicas para encarar el comercio».

Según el experto, el blindaje del intercambio entre los países se explica por la voluntad de sus líderes. «Argentina tiene la necesidad de ordenar su macroeconomía y en ese punto Milei ha bajado una clara línea de potenciar el comercio, incluso a pesar de las diferencias ideológicas. Las peleas son en público, porque en privado arregla toda tensión», destacó el especialista.

«Argentina y China tienen intereses en común, como la cuestión Malvinas y Taiwán. Por su parte, Brasil puede ser la punta de lanza para los intereses argentinos, como hidrocarburos o la entrada a los BRICS en algún momento», afirmó el investigador.

El factor Trump

El posicionamiento geopolítico profesado por la Administración Milei resulta inescindible de los lineamientos del flamante presidente estadounidense Donald Trump, en quien el argentino se referencia para desplegar su «batalla cultural» contra el progresismo a nivel mundial. Sin embargo, el esperable vínculo amigable entre ambos gobiernos no necesariamente redunda en un mayor comercio bilateral.

Según Ventura de Marco, «si uno escucha a Trump diciendo públicamente que no tiene ningún interés en Latinoamérica, no hay razón para pensar que Argentina será la excepción. Con Washington lo más probable es que se fortalezcan los vínculos políticos más que los comerciales».

Consultado al respecto, Cantamutto coincidió con la lectura del experto. Según el economista, «Estados Unidos no tiene tantos bienes que le podamos exportar como sí a otros países. Además, Washington está quedando detrás en desarrollo tecnológico de comunicaciones y servicios, que podrían llevar a que Pekín lo relegue aún más».

«El retorno de Trump puede comprometer a Argentina a posicionarse geopolíticamente dejando de lado a uno de sus principales socios, y hacerlo puede atentar contra su cadena de producción. El alineamiento hacia Estados Unidos puede afectar la competitividad de Argentina», remarcó Cantamutto.

 

 

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