La burocracia, las altas tasas de interés y una crisis del coste de vida frenan la innovación empresarial, crucial para que las empresas europeas puedan competir con sus rivales chinos y estadounidenses.
En el Foro Económico Mundial que se celebra en Davos, Suiza, los líderes de la Unión Europea se han mostrado preocupados ante la elección de «perder-perder» a la que el bloque comunitario está siendo empujado por el presidente de EE.UU., Donald Trump, informa Politico.
La UE, según el medio, se enfrenta a dos opciones. La primera consistiría en doblegarse a la voluntad de Trump y renunciar totalmente a su dependencia de los productos chinos, lo que pondría a prueba la unidad entre los 27 países de la Unión Europea y las instituciones de Bruselas. Pero esta elección también desencadenaría represalias de China dañando aún más las economías de los países europeos.
La segunda opción sería que Bruselas deje que Trump actúe por su cuenta con China, lo que podría llevar a Estados Unidos a imponer aranceles a los productos europeos, dañando más sus economías. Además, si Trump cumple su promesa de imponer aranceles universales del 60 % a Pekín, es probable que se modifiquen los flujos comerciales mundiales, provocando una avalancha de productos chinos a bajo precio en la UE, lo que supondría enormes dificultades para las economías europeas.
Pero también hay otro escenario que preocupa a los líderes europeos. Tras conseguir que la UE se una a la agenda anti-Pekín, el inquilino de la Casa Blanca podría dar marcha atrás y acabar aliándose con el presidente de China, Xi Jinping, como ocurrió en 2020. En ese entonces, tras años de creciente hostilidad durante el primer mandato de Trump, Washington y Pekín firmaron un tratado comercial con el objetivo de aumentar las exportaciones estadounidenses a China y aliviar su guerra comercial.
Según Politico, los gobiernos de toda la UE se enfrentan a turbulencias políticas y económicas y luchan por poner en marcha los motores económicos. Entre tanto, una engorrosa burocracia, las altas tasas de interés y una crisis del coste de vida frenan la innovación empresarial, crucial para que sus empresas puedan competir con sus rivales chinos y estadounidenses.
«La UE ya se encuentra en una posición muy difícil entre Estados Unidos y China. Intenta mantener una posición intermedia respecto a China frente a la posición de línea dura de Estados Unidos», afirmó Agathe Demarais, especialista de geoeconomía del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores. «La UE depende de China tanto como antes. De hecho, en algunos sectores depende más de China», indicó.
